TRAMAS Y SENTIDOS DEL TRABAJO PSICOANALÍTICO EN TIEMPOS DE GUERRA1
Svetlana Uvarova2
Resumen
La autora da cuenta del modo en que las acciones militares que comenzaron en Ucrania en febrero de 2022 cambiaron en un instante el trabajo analítico habitual. Propone reflexionar sobre el lugar y posibilidades de la práctica analítica en tiempos de guerra. ¿Qué pasa con la práctica clínica en un lugar donde se despliegan acciones militares y el tiempo para el trabajo analítico estádesestabilizado por una amenaza existencial y el peligro de muerte? En tales condiciones, ¿hay lugar para el psicoanálisis? ¿Qué pueden hacer lospsicoanalistas? El psicoanálisis ayuda a distanciarse de la posición de víctima, héroe o criminal. Su experiencia en el trabajo analítico en situaciones de conflictos sociales y tiempos de guerra le ha confirmado que detrás de todas las preocupaciones y síntomas actuales, provocados por circunstancias aparentemente“objetivas” para todos, siempre se encuentra la historia personal del sujeto, que es la que convierte la experiencia de cada persona en un caso único. Así lo muestra a través de una viñeta clínica actual.
Queridos colegas, hoy tengo el honor de dirigirme a ustedes en el marco de este simposio maravilloso titulado La cura en psicoanálisis. Trama y sentido. Me alegro mucho de poder unirme, a pesar de la distancia enorme que nos separa. Encuentros de este tipo tienen un valor especial para mis colegas de Ucrania y para mí. Lo sentimos más que nunca cuando el 24 de febrero de 2022, de repente en nuestro país comenzaron las conocidas acciones militares.3 Experimentamos muy intensamente el poder destructivo de la Diosa Ate4, espíritu maligno, provocador de disputas, odio y discordias, según lo pensaron los antiguos griegos. En la antigüedad la gente estaba convencida de que la diosa Ate nubla y confunde la mente y el corazón de las personas, las ciega y las incita a cometer actos insolentes y crímenes, lo cual siempre lleva a desastres, destrucción y pérdidas. Y además,dicha diosa es responsable de la locura humana y de su manifestación psicopatológica.
Ucrania se convirtió en epicentro de una calamidad cruel, de una tragedia horrorosa. En este tiempo tan difícil para nosotros apreciamos más que nunca la posibilidad de encontrarnos con ustedes, nuestros colegas, psicoanalistas, nuestros queridos profesores y compañeros. Esta reunión nos da esperanza, ya que representa un apoyo adicional en nuestra difícil situación, y la posibilidad de tender un puente hacia el futuro. En estas circunstancias, poder dirigirme a una comunidad tan prestigiosa nos abre a mis colegas ucranianos y a mí un recurso adicional para la reflexión psicoanalítica, a veces tan complicada de conseguir cuando se está en el epicentro de una tragedia.
Por otra parte, Lacan señaló en el Seminario VII, dedicado a la ética delpsicoanálisis, que “la tragedia está presente en la experiencia psicoanalítica desde sus comienzos” (Lacan, J., 1959-1960).
Más adelante, al reflexionar sobre la tragedia clásica y contemporánea, en el Seminario VIII dedicado a la Transferencia, Lacan (1961) dijo algo que me resuena de una forma especial en estos tiempos difíciles: cuando se rompenmuchos vínculos simbólicos y la posibilidad de ver perspectivas, de dar cuenta del propio lugar en el orden establecido y de realizar planes, nos vemos en una situación de incertidumbre inquietante.
Lacan (1961, op. cit.) dijo:
No estamos ya solamente al alcance de ser culpables por la deuda simbólica. Es por tener la deuda a nuestro cargo que puede sernos, en el sentido más próximo {proche} a lo que este término indica, reprochado {reprochée}. En resumen, es la deuda misma donde
teníamos nuestro lugar la que puede sernos arrebatada, y es ahí que podemos sentirnos a nosotros mismos totalmente alienados. Sin duda la Atè de la antigüedad nos volvía culpables de esta deuda, pero al renunciar a ella como podemos hacerlo ahora, estamos cargados por una desgracia todavía mayor, la de que ese destino no sea ya más nada.
Como se sabe, en momentos cruciales para el mundo la gente busca ayuda para su sufrimiento psíquico en primer lugar, y así sucedió también durante todo el período de desarrollo del psicoanálisis. Incluso las autoridades miraban hacia el psicoanálisis con la ansiosa esperanza de obtener salvación; pero en el Arca de Noé psicoanalítica no cabían las agendas mundiales de los estados y sus líderes, y el psicoanálisis como teoría y práctica no encuadraba en la política de salvar el mundo.
Sin embargo, después de cada etapa trágica de la historia y de las guerras, la teoría y práctica psicoanalítica se enriqueció con nuevos conceptos y métodos importantes, comenzando una nueva espiral en su desarrollo.
El psicoanálisis, o mejor dicho su fundador, Sigmund Freud, nos hizo verque tanto las guerras como el mantenimiento de la paz tienen bases en el psiquismo: la dialéctica de las pulsiones de Eros y de Muerte, su entrelazamiento y vinculación inseparable. Freud (1933) escribe:
Así, el instinto de conservación, por ejemplo, sin duda es de índole erótica, pero justamente él precisa disponer de la agresión para efectuar su propósito. Análogamente, el instinto del amor objetal necesita un complemento del instinto de posesión para lograr apoderarse de su objeto.
Finalmente, Freud escribió en su carta a Einstein que la idea de la convivencia pacífica entre las naciones, de la igualdad social y de la justicia en la distribución de los bienes materiales, era una utopía; por lo cual las guerras interminables serían inevitables. Como si fuera poco, con el desarrollo del progreso técnico las guerras obtuvieron formas nuevas y escalas nunca vistas antes. Conflictos locales se convierten en guerras globales, mundiales. Los acontecimientos del siglo pasado lo demuestran muy bien.
Es obvio que las guerras contemporáneas y los procesos mundiales ponen ala práctica analítica en peligro, por lo menos en su forma tradicional. Los acontecimientos de los últimos años, la pandemia por ejemplo, cambiaron en un instante y prácticamente en todo el mundo la clínica analítica, antes que nada su base, el setting, trasladando el trabajo al espacio virtual, eliminando el “cuerpo”.
Somos testigos de cómo la práctica analítica, sus reglas, organización yprincipios, sufren cambios drásticos, lo cual significa que requieren una revisión total. Sin embargo, la revisión de la práctica analítica en las condiciones actuales no se realiza, a mi parecer, de una manera consistente y conceptual, a pesar de unos intentos en varios lugares del mundo de procesar innovaciones dictadas por las nuevas tendencias mundiales. Espero que las presentes reflexiones aporten una modesta contribución a determinar el lugar y posibilidades de la práctica analítica en tiempos de guerra.
Como se ha señalado, las acciones militares que comenzaron en Ucrania, en un instante cambiaron el trabajo analítico habitual. La gente tuvo que huir de sus casas, de repente, sin avisar ni discutir los psicoanalistas con sus pacientes. Los analizados se vieron en condiciones diferentes, incluso en países distintos. Muchos se vieron obligados a resolver sus problemas primarios básicos, mientras sufríanuna amenaza de vida constante. Entonces, ¿qué pasa con la práctica clínica en unlugar donde se despliegan acciones militares y el tiempo para el trabajo analítico está desestabilizado por una amenaza existencial y el peligro de muerte? En tales condiciones, ¿hay lugar para el psicoanálisis? ¿Qué pueden hacer los psicoanalistas?
Muchos, sobre todo los psicólogos especializados en crisis, sostienen que durante los tiempos de la guerra no hay lugar para el psicoanálisis; debe “aceptar su propia muerte”. En realidad, hoy en día podemos observar algo que se puede nombrar como “la muerte psicoanalítica”. Por ejemplo lo que pasa en redes sociales con algunas personas que hasta hace poco “profesaban” principios analíticos, mantenían la neutralidad y, al parecer, se basaban en la ética psicoanalítica, de repente están involucradas en la “guerra” y “saben” muy bien dónde está “el Bien” y donde está “el Mal”. Desde luego, puntos de vista radicales son característicos de la psicología de las masas, son inherentes a toda la historia de la humanidad y de las guerras; y en repetidas ocasiones las guerras más crueles, asesinatos y crímenes, tuvieron lugar bajo la bandera del “Amor”. Incluso lafamosa Pax Romana mencionada por Freud en su carta a Albert Einstein, la paz que produjo una tregua considerable (200 años sin guerra) a los pueblos conquistados por el Imperio Romano, fue mantenida a través de una represión muy severa por la fuerte autoridad centralizada. Se puede decir que la paz existió gracias al peligro de muerte para cada uno que pretendiera violarla.
Suele considerarse que durante guerras y dictaduras no hay lugar para el psicoanálisis. Sin embargo, hoy en día es obvio que durante las crisis sociales, losdesastres sociales y los conflictos militares, los especialistas de las profesiones de ayuda son muy buscados. Esta categoría incluye a los psicoanalistas que, en casode trabajar con víctimas, se ven obligados a realizar un “trabajo no analítico”. ¿Es necesario el psicoanálisis en estos casos? ¿Qué puede ofrecer a una persona en particular? Quisiera compartir nuestra experiencia.
El Instituto Internacional de Psicología Profunda (del cual soy rectora y una de las fundadoras) existe desde el año 2000; tiene por objeto realizar una preparación psicoanalítica completa: preparación teórica, análisis didáctico y organización de supervisiones. Durante este período mis colegas en Ucrania y yo estuvimos involucrados en varias ocasiones en proyectos sociales en situaciones críticas, prestando ayuda a los afectados. En 2004 tuvimos que fundar el Centro de Asistencia en Crisis, pues una revolución tuvo lugar en Ucrania y mucha gente necesitaba ayuda. En 2014 preparábamos a los psicólogos para asistir en todas las regiones de Ucrania y organizamos el trabajo con niños y adultos desplazados desde las regiones Donetsk y Luhansk. Desde febrero de 2022 tuvimos que organizar este tipo de trabajo tanto en Ucrania como en el extranjero, donde se exiliaron nuestros especialistas y los refugiados ucranianos que recurrían a ellos.
En el presente escrito no voy a entrar en detalles acerca de este trabajo, pero quisiera señalar desde mi experiencia que los especialistas que prestaban asistencia a los afectados, o sea los que realizan un trabajo “no psicoanalítico” en situaciones de crisis pero tenían una preparación psicoanalítica que incluía la experiencia de análisis personal y supervisiones regulares soportaban mejor la tensión psíquica al trabajar con los afectados. Tienen más recursos para aceptar los sufrimientos de otras personas sin destruirse.
Además, mi práctica analítica durante las revoluciones mencionadas y en el tiempo de la guerra actual destaca que el psicoanálisis ayuda a distanciarse de la posición de víctima, héroe o criminal. Y al mismo tiempo permite reconocer sentimientos complicados tales como la indignación o el asco, sentidos por el sujeto, viendo al otro como un ser que posee lenguaje y forma parte de la comunidad humana.
Los psicoanalistas podemos crear condiciones que permitan transformar el silencio penoso o el grito de pena en una demanda, dirigida al Otro en unatransferencia, con su parte inexpresable incluida. Todo esto se hace posible gracias a la posición ética del psicoanalista. Esta posición confronta el espejismo de visibilidad, avaricia voyerista o deseo de “contarlo todo”, lo cual se puede observar a veces en casos de trabajo psicológico con víctimas de catástrofes o actos terroristas.
La ética psicoanalítica permite evadir la trampa de categorización moral y conocimiento del Bien y del Mal. No permite al psicoanalista limitarse al acontecimiento actual, tan traumático. Trasciende la intención del sujeto de rechazar las huellas de su historia infantil, que lleva dentro. Y permite, en su caso, darse cuenta, por muy difícil que sea, de la atracción del sujeto por la catástrofe.
Mi experiencia del trabajo analítico en situaciones de conflictos sociales y tiempos de guerra demuestra que detrás de todas las preocupaciones y síntomas actuales, provocados por circunstancias aparentemente “objetivas” para todos, siempre se encuentra la historia personal del sujeto, que es la que convierte la experiencia de cada persona en un caso único.
Por ejemplo, una paciente profundamente patriota, con el comienzo de la guerra desarrolla un miedo sintomático de que los rusos sin duda se apoderarán de su casa. Al trabajar con este miedo, encontramos sus raíces. Su madre es ucraniana y el padre era ruso, y militar de profesión. Básicamente, el miedo de apoderamiento tenía que ver con la constelación idílica, relacionada con las nacionalidades de sus padres y la profesión de su padre. Y el sentido extremo de patriotismo provenía de sus emociones infantiles relacionadas con el deseo de proteger a su madre.
Otra paciente al estar en Kíev tenía miedo de un bombardeo nuclear. A su parecer en este caso tendría que huir, dejando a personas cercanas en la ciudad y abandonando la comodidad de su casa. Cuando le pregunté por qué su familia tendría que quedarse en casa, las asociaciones libres nos trajeron a su niñez cuando había tenido que mudarse a menudo dejando detrás a sus amigos y personas cercanas, viéndose cada vez en desagradables condiciones incómodas. En cuanto sus padres lograban acondicionar la nueva vivienda, se desplazaban otra vez, y ella perdía nuevamente a la gente cercana y la comodidad. Solo son unos ejemplos pequeños de cómo la historia personal influye en la percepción de la situación traumática actual, que crea una sintomática nueva.
Sin embargo, como se sabe, la escucha clínica supone además el oírcontextos más amplios. El psicoanálisis no puede ignorar los acontecimientos actuales, la historia y desarrollo de la civilización, por lo que pasa cada persona. Y es ante relaciones sociales en condiciones extremas que esta necesidad se hace más crucial. La práctica analítica siempre se encuentra inserta en el contexto social. Una y otra vez esto nos lleva a lo que articula tanto al sujeto como a la comunidad. Nos exige tener en cuenta las circunstancias contemporáneas, no solo verlas a través de linealidad de causas y consecuencias, sino además prestar atención a lo que está prescripto por las leyes y reglas, que a fin de cuentas pertenecen a la instancia Superyó. Y tener en cuenta al mismo tiempo que “los destinos de las pulsiones” están en la base de relaciones entre personas, relaciones que siempre han provocado dificultades y conflictos.
Quisiera añadir además que lo más difícil en el trabajo analítico en tiempos de guerra es que en esta situación la frontera entre lo interior y lo exterior es borrosa.
Es difícil ayudar al sujeto a deshacerse del discurso de la guerra actual cuando esta puede invadir el propio espacio de la sesión de trabajo, por ejemplo, cuando suena una sirena o una explosión. ¿Cómo es posible ayudar al paciente a separarse a sí mismo del horror cuando el psicoanalista y el paciente están en el mismo barco, cuando comparten el miedo, o cuando la falta de confianza aparece entre ellos y lleva a la interrupción del trabajo?
A lo mejor en tales situaciones extremas se requiere reconsiderar algunos aspectos de la ética clínica, o introducir algunas reglas o arreglos adicionales. Una dificultad más al trabajar en tiempos de guerra, sea por internet o en el consultorio, consiste en sufrir la incertidumbre que diluye los marcos del setting analítico, dificulta o cancela arreglos, y le quita al sujeto la perspectiva de futuro. El tema de la incertidumbre distorsiona la práctica analítica y requiere una reconsideración adicional.
Un aspecto importante más de la práctica analítica es la dificultad relacionada con el duelo, cuando uno se entera de pérdidas cada día, se mueren personas cercanas, conocidas, amigos, niños. La gente lo pierde todo en un instante: su modo de vida habitual, su trabajo, su casa, sus mascotas, su Patria. ¿Qué pasa en el trabajo analítico? ¿Cómo acompañar al paciente en su trabajo de duelo, ayudándolo a encontrar recursos para cumplir sus tareas cotidianas, sin perder de vista la subjetividad? Y finalmente, ¿cómo el psicoanalista debe distanciarse de su propio trabajo de duelo y pérdidas durante la sesión analítica, cuando el material del analizado resuena con toda intensidad en el alma del psicoanalista?
He señalado muy brevemente las dificultades y cuestiones que acompañan el trabajo clínico durante las guerras. Sin embargo, como he resaltado antes, es la posición ética la que determina al psicoanalista y a la clínica psicoanalítica. Por lo tanto, la ética analítica constituye para nosotros un faro en el océano turbulento de nuestros tiempos.
Quisiera agregar varias palabras acerca de nuestro tiempo. En los últimos años los psicoanalistas, y su práctica, están situados en unas condiciones completamente nuevas que cambian drásticamente el trabajo clínico en particular, y no se puede evadir la pregunta: ¿qué es lo que queda del psicoanálisis en estas condiciones?
Aparte de los conceptos analíticos, o sea la teoría que es un sistema de conocimientos en desarrollo abierto que es increíblemente influyente y actual en nuestro tiempo, está la Ética psicoanalítica que determina la práctica psicoanalítica (según Lacan), o la posición psicoanalítica, como la llamaba Freud. Pero ¿cómo se transforma (se distorsiona) esta posición o Ética en los “espejos” de las pantallas, donde el psicoanálisis tuvo que trasladarse en nuestro tiempo? Es una pregunta muy importante y se la dirijo a ustedes, estimados colegas.
¿Qué pasa con el psicoanálisis cuando el sujeto, o toda la gente, debido a trastornos sociales, calamidades contemporáneas o guerras, con la aparente atención a cada uno por parte de la comunidad, se ve sometido a un control total, a una vigilancia y, por consecuencia, a prohibiciones y limitaciones? Unas consideraciones de actualidad sobre Nuestro Tiempo: el traslado forzado al espacio virtual, aparte de las aparentes comodidades, encierra al sujeto contemporáneo en la dimensión narcisista. Relaciones con otros y con su “imagen de pantalla” dejan de ser dialécticas y adoptan rasgos paranoicos, con la necesidad de dominar al otro, a otros, a su doble virtual. Se pierde el límite entre el Yo y los otros.
Lacan mencionó la idea de que la paranoia es criminal en el fondo. Sus derivados son venganza, celos, envidia. Y estas son las pasiones humanas que forman la base para las guerras. Como se ha señalado antes, en nuestro tiempo las guerras adoptan una escala sin precedentes, y con esto casi toda la humanidad civilizada está dirigida por una ideología que alienta a la desaparición del sujeto, de su vida mental, de la historia individual, y a la objetivación de todo. Se puede manejar este proceso a escala mundial a través de un aparato pequeño (teléfono móvil) y una red infinita.
Por consiguiente, el sujeto contemporáneo no es “un dios con prótesis”, como lo pensaba Freud, en realidad se convierte en un híbrido entre animal y computadora (teléfono e internet). Es una máquina cognitiva conductual, un producto formado por el código genético y el trabajo del cerebro. Es obvio que el psicoanálisis entra en contradicción con esa ideología dominante.
Realmente el psicoanálisis se dirige a la memoria subjetiva, al sujeto que desea, que habla; en tiempos de un individuo conductual. Nuestro tiempo, de industrialización de la memoria y su eliminación por los medios de comunicación, de las catástrofes mundiales y las guerras a gran escala, con casi toda la población del planeta involucrada, este tiempo nos plantea la pregunta siguiente: el psicoanálisis, ¿está destinado a desaparecer o está más demandado que nunca?
Para concluir quisiera compartir una pequeña ilustración clínica.
Un paciente que había participado en actividades militares me consultó con la queja de perder el interés por la vida, de apatía, de perder ‒según lo describió‒“el sabor de todo”. Esto le parecía raro e inexplicable a él mismo, pues se había unido al enfrentamiento social para que “la justicia triunfe”, con mucho entusiasmo. Tras participar en un acontecimiento sangriento tenía de vez en cuanto un sueño que se convirtió para él en una pesadilla repetitiva que lo despertaba. Aparentemente este sueño no estuvo relacionado con aquellos acontecimientos trágicos y traumáticos en los que había participado.
Lo que soñó fue lo siguiente, con unas pequeñas variaciones: “La casa de su niñez. Un día soleado de primavera. Se dirige a unos arbustos de lilas con sentimientos agradables. Las lilas lo rodean por todos los lados. Primero siente mucha alegría y luego los arbustos se juntan alrededor de su cuerpo, lo aprietan y empiezan a estrangularlo. El paciente se sofoca y se siente a punto de morir”. Siempre en este momento se despertaba.
Al principio de nuestro trabajo no había ningún indicio inconsciente, el sueño no se descifraba. Sin embargo, aparecieron paulatinamente unos recuerdos infantiles.
Las asociaciones nos llevaron al cuento sobre eltiempo de su niñez. Las lilas empezaban a florecer para el Día de la Victoria.5 Este día siempre le llevaba un ramo de lilas a su abuela. En su familia celebraban esta fiesta que coincidía con el cumpleaños de la abuela. El 9 de mayo para su familia fue símbolo de una fiesta,pero al mismo tiempo, el recordatorio de la perdida de muchos miembros de la familia, incluido el abuelo. Cuando era niño creía que si su abuelo hubiese estadovivo lo habría querido, habría jugado con él, y lo habría protegido de susofensores, lo cual le faltaba en sus relaciones con los padres.
Luego en sus recuerdos aparecieron episodios con arbustos de lilas de su patio, donde se escondía de chicos mayores que podían en ciertas ocasiones pegarle y quitarle dinero.
Más tarde, cuando la familia se mudó a Kíev, lo impresionó la visita al jardín botánico donde florecían muchísimas lilas en mayo. Cada tipo de lila estabaindicado en una placa con su nombre. Como había crecido en una región de habla rusa, en aquel entonces le sorprendió y pareció divertido el nombre ucraniano de lila,“buzok”. Se le asociaba con la palabra “buzit” usada en su lugar de origen, que significa “enfadarse, protestar”, que se usaba mayormente en el sentido de“hacer alboroto estando borracho, violar leyes”.
Cuando estaba enamorado fue en el jardín botánico donde paseaba con su novia, que más tarde se convirtió en su mujer. Pero sus relaciones terminaron tras varios años, según sus palabras, a causa de una “guerra implacable” que estalló entre ellos. Atravesaba el período de divorcio con dificultades, y solo la posibilidad de participar en su “lucha por justicia” le permitió sentirse energizado y alegre, una euforia peculiar. Fue la participación activa en procesos sociales que le permitió al paciente, según sus palabras, “encontrarse a sí mismo y llenar la vida con un sentido nuevo”.
Luego recordó que cuando participó en acciones revolucionarias tenía miedo de que la policía usara gas lacrimógeno, uno de cuyos nombres era “Lila”. Este nombre para un gas le parecía bastante raro, pero no lo habló con sus compañeros. En el proceso del trabajo tuvo recuerdos infantiles de cómo su padre se había burlado de él mientras lloraba y le había dicho: “Estás chillando como una niña”. En aquel momento mi paciente ya había “visto” la diferencia entre niñas y niños, y por lo visto la coincidencia de estas impresiones –la burla de sus lágrimas por parte del padre y la pérdida de lo valorado que tienen los niños– hizo que toda su vida tuviera miedo de llorar.
No pudo llorar incluso en situaciones más difíciles: cuando murió su padre, cuando lo dejó su esposa, cuando a su lado mataron a su amigo cercano, cuando más tarde perdía a sus compañeros. Una reacción típica a las pérdidas fue un estupor que paralizaba sus pensamientos y sentimientos, e imposibilitó el trabajode duelo.
Cuando el sueño sobre lilas se repitió varias veces en el transcurso de nuestro trabajo, le pregunté cómo podía estar relacionado con el proceso del análisis. En principio esta pregunta le pareció rara y fuera de lugar, pues estos sueños habían empezado antes de iniciar nuestros encuentros.
Pero con el tiempo la palabra “lilas”,“siren”, se conectó en asociaciones con la palabra“sirena”. Una sirena es una señal que avisa el peligro y al mismo tiempo es el nombre de una criatura marítima, de mujer-sirena o rusalka (en nuestro idioma esta criatura tiene dos nombres). Las sirenas atraían a los marineros con su voz, para matarlos, llevándolos a lo profundo del mar. Luego las asociaciones nos llevaron al cuento de hadas de Andersen “Rusálochka (La Sirenita)”. A diferencia de una sirena con una voz fuerte, Rusálochka no tiene voz y además no puede caminar pues tiene una cola de pez en vez de piernas, como psicoanalista en su butaca que no camina durante la sesión y está muy callado. En estas imágenes encontramos el miedo de que la Rusálochka sin voz se convierta en la sirena que puede destruir llevándolo a profundidades del inconsciente. Estas asociaciones fueron fortalecidas por el lugar donde nuestras sesiones tenían lugar, el Instituto de Psicología Profunda.
Fue el análisis de este sueño que no solo ayudó a elaborar el trauma actual, sino también ayudó a relacionarlo con la historia del sujeto y de su familia. Todo esto fue posible en el campo de la transferencia. Esto permitió empezar el trabajo de duelo, de despedida y lograr un progreso considerable en el estado de vida del paciente.
Este esbozo clínico ilustra cómo un trauma actual se relaciona con traumas y conflictos infantiles, cómo traumas y conflictos reproducen la imagen del sujeto, llevando dentro una marca individual del Eros y de la Muerte.
¡Les agradezco mucho su atención!
1 Este escrito es el texto de la conferencia pronunciada en el marco del 60.º Symposium 50.º Congreso de APA de 2022 que se tituló La cura en psicoanálisis. Trama y sentido.
2 rectornigp@gmail.com. Rectora del Instituto Internacional de Psicología Profunda, Kiev, Ucrania.
3 Se refiere a la invasión de Rusia a la República de Ucrania, acción bélica a gran escala que sigue actualmente en curso.
4 Ate (en griego antiguo, Ἄτη: “ruina”, “insensatez”, “engaño”) era la diosa de la fatalidad, per-sonificación de las acciones irreflexivas y sus consecuencias. Típicamente se hacía referencia a los errores cometidos tanto por mortales como por dioses, normalmente debido a su hibriso exceso de orgullo, que los llevaban a la perdición o la muerte.
5 [N. de E.]: El llamado “Día de la Victoria” se festeja el triunfo de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi. El 9 de mayo de 1945 se produjo la rendición incondicional de las tropas de Hitler. Esta derrota de Alemania puso fin a la Segunda Guerra Mundial.
Descriptores: GUERRA / TRAGEDIA / PSICOANÁLISIS / MUERTE / CRISIS / PSICOANALISTA / CASO CLÍNICO / SITUACIÓN ANALÍTICA / ENCUADRE / DUELO / SUEÑO / TRAUMA
Candidato a descriptor: PANDEMIA
Abstract
Plots and meaning of psychoanalytic work in times of war
The author gives an account of the way in which the military actions that began in Ukraine in February 2022 changed instantly the usual analytical work. Sheproposes to reflect on the possibilities of analytical practice in times of war. Whathappens to clinical practice in a situation where military actions unfold and thetime for analytical work is destabilized by an existential threat and the danger ofdeath? In such conditions, is there a place for psychoanalysis? What can psychoanalysts do?
Psychoanalysis helps to distance oneself from the role of victim, hero or criminal. The author’s experience in analytical work in situations of social conflict and warhas confirmed to her that behind all the current worries and symptoms, triggeredby circumstances apparently “objective” for everyone, there is always the subject’shistory, which is what makes each person’s experience a unique case. This isshown through a clinical vignette.
Resumo
Tramas e sentidos do trabalho psicanalítico em tempos de guerra
A autora comenta o modo em que as ações militares que começaram na Ucrânia, em fevereiro de 2022, mudaram rapidamente o trabalho analítico habitual. Propõe refletir sobre o lugar e possibilidades da prática analítica em tempos de guerra. O que acontece com a prática clínica em um lugar onde se desenvolvem ações militares e o tempo para o trabalho analítico está desestabilizado por uma ameaça existencial e perigo de morte? Em tais condições, há lugar para a psicanálise? O que os psicanalistas podem fazer? A psicanálise ajuda a se distanciar da posição de vítima, herói ou criminal. Sua experiência no trabalho analítico em situações de conflitos sociais e em tempos de guerra lhe comprovou que detrás de todas as preocupações e sintomas atuais, provocados por circunstâncias aparentemente “objetivas” para todos, sempre se encontra a história pessoal do sujeito, que é a que transforma a experiência de cada pessoa em um caso único. Dessa maneira mostra isso através de uma vinheta clínica atual.
BIBLIOGRAFÍA