Psychoanalysis, culture and contemporary discontents. A time of technology, fanaticism and pandemics
(Psicoanálisis, cultura y malestares contemporáneos. Tiempo de tecnología, fanatismo y pandemia)
Ricardo Alejandro Rubinstein, Routledge, 2023, 138 pp.
Buenos Aires, agosto de 2021. Plena pandemia de coronavirus. Menos del 30% de población con vacunación completa. Esperando nueva ola por circulación de variante Delta que está azotando al hemisferio norte. El país atravesando seria crisis económica con más del 40% de pobreza y 50% de niños pobres. Pocas expectativas por las próximas elecciones aunque los políticos pelean por sus posibles lugares. El mundo en vilo por la retirada de Estados Unidos de Afganistán y el avance del régimen talibán y el martirio de las mujeres que implica. Pero impotente.
Todo esto que hoy es muy similar, quizás en otras geografías, a un clic de nuestras computadoras o teléfonos cuando antes nos enterábamos por los diarios al día siguiente o en el noticiero televisivo y mucho antes semanas o meses después.
Aun para los que no somos nativos digitales es muy fácil acceder a esta información a riesgo de sobreinformarnos o de informarnos selectivamente movidos por algoritmos que detectan nuestros posibles intereses.
Por su parte, para los niños de esta época, el contacto con las pantallas desde edades muy tempranas no puede ser sin consecuencias en su estructuración psíquica, en su constitución subjetiva. Ricardo nos habla de la creciente interacción con objetos/pantallas con estímulos a predominio visual, con mayor número de signos y menor de ausencias y la tendencia a la hiperpresencia. De la dificultad, por ejemplo, para una niña de ver un escenario natural imponente sin pensar que es parte de la realidad virtual o de un niño de pensar que las momias en un museo son falsas ya que son solo un truco de las películas.
Gracias a este y otros aportes, cada vez sabemos más acerca de los posibles efectos beneficiosos y perjudiciales de esa inmersión digital a través de las pantallas desde un momento de la vida en que se están gestando el psiquismo y la subjetividad.
La vulnerabilidad, el desamparo infantil, que persisten de distintas maneras en el adulto, exponen a influencias nocivas, muchas veces disruptivas y potencialmente traumáticas, en especial ante la sobrecarga de estímulos y las carencias de barreras protectoras que hacen difícil el trabajo de representación, de simbolización. Los déficits en las funciones parentales no escapan a este estado de cosas y favorecen desenlaces poco deseables.
En este contexto que potencia la vulnerabilidad, no es de extrañar que haya consecuencias psíquicas como estados de angustia que hoy caracterizamos como crisis de pánico o que se busquen mecanismos de descarga o autocalmantes en deportes de riesgo, o en el incremento de los fanatismos.
¿Por qué hablar hoy aquí de todo esto que en general conocemos? Todos ellos son temas que aborda en profundidad el interesante y entretenido libro que tenemos en nuestras manos. Los sucesivos capítulos recorren temas como:
*Ataque de pánico.
*Erotización peligrosa de la aventura y adicción a la adrenalina en la creciente costumbre de deportes de riesgo o extremos y sus diferencias con el deporte común, por ejemplo en la escasa o nula participación del aspecto lúdico. Submarino al Titanic. Escalar los Andes, manejar a 200 km x hora.
*Fanatismos y su correlato de violencia y destrucción. En distintos contextos, sociales, políticos, religiosos y también deportivos.
*Nuevas tecnologías, subjetividad y tendencias adictivas. Pornografía. Realidad virtual. Comunicación digital.
*Pandemia. Caos. Incertidumbre. Mass media.
Sabemos que la subjetividad entendida como construcción del sujeto en un determinado marco sociocultural ha pasado a tener una pregnancia teórica y clínica entre nosotros que no tenía para Freud ni para los postfreudianos.
El mundo global es hoy una amenaza a la singularidad subjetiva del sujeto occidental actual, de la misma manera que los avances tecnológicos y científicos borran a veces la diferencia necesaria entre lo realizable y lo imposible dejando de lado la vulnerabilidad psíquica.
Si bien sabemos que no se puede ser psicoanalista ajeno a la cultura de la época y de la sociedad en que vivimos, no es frecuente encontrar perspectivas que articulen diferentes saberes como lo hace el autor. Las fronteras disciplinares delimitan epistemologías, discursos, pero no deberían fragmentar la realidad que intenté describir en los párrafos iniciales y en la que el psicoanalista está implicado.
La formación psicoanalítica requiere conocer este tipo de escenarios y cualquier lector interesado en estos temas tiene en el psicoanálisis una fuente original de conocimiento que se enriquece cuando se articula con lo que aportan otras disciplinas.
En el caso del ataque de pánico, se trata de un cuadro de creciente pregnancia y que desafía a los trabajadores de la salud y no solo de la salud mental. Son situaciones que frecuentemente atienden las guardias hospitalarias ya que la sensación de muerte inminente exige el diagnóstico diferencial sobre todo con episodios coronarios. Requieren además un abordaje que combine psicoterapia y psicofarmacología y el psicoanálisis ofrece herramientas teóricas para ese tipo de intervenciones a condición de no perder la singularidad de cada paciente aunque el mecanismo psicopatogénico sea el mismo.
Por su parte, la pandemia nos obligó a atender la hipercomplejidad de las circunstancias actuales. Un ejemplo paradigmático es el impacto en nuestras vidas del mundo digital y del necesario manejo de la tecnología que implica.
Julio Campos describe tres amenazas: el virus, la restricción que supone la cuarentena y el arrasamiento por lo digital. Parafraseando a Ortega y Gasset, un aninformático o ignorante digital supone no entender las computadoras y sus circunstancias. Son, como describe Claudio Eizirik, territorios no mapeados, desconocidos para la mayoría de nosotros pero muy accesibles a nuevas generaciones.
Descreo en este sentido de la utilidad de debates “exclusivamente” intradisciplinares.
Lejos de pretender ser una Weltanschauung, pienso que el psicoanálisis debe atender esta hipercomplejidad incluyéndose en una perspectiva transdisciplinaria.
Luego, un libro que nos introduzca en estos temas es bienvenido. Es testimonio del interés de su autor por una perspectiva inter y transdisciplinaria, esto es, por un psicoanálisis abierto al mundo en que vivimos.
La inclusión de aportes de la neurobiología, la medicina, la psiquiatría, la sociología, la literatura, la teoría de la comunicación, la lingüística, la filosofía, las teorías del caos entre otras son parte de dicho entrecruzamiento.
Flavia Costa describe la época actual como el Tecnoceno, caracterizado por hipercomplejidad y un rapidísimo cambio tecnológico. Esto genera altísimo riesgo y dejaría huellas en nosotros y varias generaciones. Se suma a un crecimiento exagerado del Bios, con despareja distribución de la riqueza. En ese contexto se trata para ella de reducir riesgos de lo que Perrow llamó “accidentes normales o sistémicos”, que son inevitables pero previsibles. Por eso debemos poder pensar estas cosas. Son solo ejemplos de una necesaria interdisciplina en aproximarse a la complejidad de los problemas de nuestro tiempo.
Pienso entonces que el psicoanálisis crecerá en sus límites, en sus fronteras, en las interfases con el resto de la cultura en la que lo practicamos y que circunstancias como estas ponen especialmente en debate los prejuicios acerca de salirnos de sus caricaturas y de la “cura tipo” abriéndonos a explorar terrenos no explorados.
Es con este objetivo que la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA por sus iniciales en inglés) viene desarrollando programas de “IPA en la comunidad y en el mundo”, que intentan dar cuenta de estos escenarios en los que se desarrolla el psicoanálisis contemporáneo.
Partiendo de la clínica en sus distintas modalidades, se atienden, entre otros temas, las migraciones, el cambio climático, las crisis humanitarias, los fanatismos, la violencia, la educación, la política, la ley, a lo largo y ancho del mundo. Este año se ha agregado un Comité de Prejuicio, Discriminación y Racismo que tengo el placer de coordinar.
Este libro ayuda a pensar estas cuestiones abriendo ventanas hacia ellas y hacia nuestra implicación en las mismas.
Espero que esta breve introducción sirva como estímulo para adentrarse en estas páginas. Conozco a su autor y sé de sus amplios intereses. Poder ser presentado en idioma inglés a través de una colección de prestigio lo abre a lectores de muchas partes del mundo.
Si coincidimos con Pontalis en que el psicoanálisis es una disciplina esencialmente migratoria, de un lenguaje o dialecto a otro, de una cultura a otra, de un conocimiento a otro, acordaremos con él que aprender a migrar, la experiencia de hacerlo, estimula la reflexión y estimula el aprendizaje en la formación. En esa capacidad migratoria, en la tolerancia al encuentro con el otro, la duda, la incerteza, descansa el corazón de la experiencia analítica.
La lectura de estas páginas es una invitación a esa tarea y su lectura en distintas culturas, en distintos idiomas, potenciará esa migración entre teorías, entre culturas, entre disciplinas, a la que nos invita el autor.
Se agrega la ejemplificación clínica con numerosas viñetas, siempre bienvenida, que nos permite entrever al autor trabajando en su consultorio y adentrarnos en su clínica.
Su lectura será de interés para psicoanalistas pero también para cualquier lector curioso de las vicisitudes del sujeto en la contemporaneidad.