Nuevas vías metodológicas de la exploración psicoanalítica del grupo numeroso.
Rosa Jaitin 1
Resumen
Basándome en los aportes freudianos y post freudianos de las escuelas inglesa y francesa, este trabajo da cuenta de la creación de un método de exploración psicoanalítica por medio del dibujo grupal, que permite acceder a los procesos regresivos del espacio epistémico en los grandes grupos.
El análisis metonímico de los significantes formales o de demarcación, las relaciones espacio-temporales y el análisis metafórico permiten el establecimiento de cadenas asociativas gráficas. Estas funcionan a modo de asociaciones libres, dando acceso a las alianzas inconscientes que se tejen en los espacios vinculares intersubjetivos y transubjetivos donde se aloja el inconsciente.
El análisis de la clínica pictural permite confirmar que la pulsión epistemofílica epistemológica se organiza en torno a fantasmas relacionados con el cuerpo materno y la sexualidad, así como con el mito del Edén. La transgresión del fruto prohibido que da acceso al conocimiento provoca angustias de despedazamiento y de muerte, que se incrementan en los momentos intermediarios de acceso y de fin de estudios.
El análisis de estas cadenas de representaciones graficas hace emerger el doble investimiento del espacio epistémico, como representación cultural y objeto de deseo.
Estas pistas de análisis nos permiten pensar que la comprensión de la masividad en el dispositivo de formación no es una cuestión de número, sino un modo de funcionamiento del psiquismo en los espacios vinculares, en ciertas condiciones.
El grupo y el ideal profesional serían contenedores potenciales del traumatismo de los exámenes o cualquier tipo de evaluación. Estas provocan heridas narcisistas, reactivando el sentimiento de sobrevivencia frente a la angustia de muerte que atraviesa el camino de acceso al conocimiento.
Presentación
En el año 1989 comencé a investigar específicamente el tema de la masividad en la Facultad de Psicología, en momentos en los que la Universidad de Buenos Aires abría sus puertas a un gran número de estudiantes, lo que hizo que el problema de la masividad se convirtiese en un tema central de la enseñanza, por los niveles de regresión y de obstáculos epistemológicos que se producían en los grupos numerosos. Este trabajo fue el objeto de mi tesis de doctorado en Francia (1995).
Años atrás, en un diagnóstico institucional de un Centro Familiar, constaté que los niños entre tres y cinco años que compartían la vida cotidiana no conocían sus respectivos nombres y decían “chico” para llamarse los unos a los otros. Esto revela que un pequeño grupo puede también funcionar como una masa (Jaitin, 1987). La psicología de masas no es equivalente a la representación de un grupo numeroso.
Para comenzar, introduciré brevemente las relaciones entre el grupo que funciona como masa y la incidencia que este modo de agrupamiento vincular produce en el proceso de pensamiento secundario, particularmente en el proceso de formación institucional.
Los otros
Veamos brevemente los aportes del pensamiento freudiano para situar los tres modelos de agrupamiento: el del tótem y el pacto entre hermanos, el del líder en relación con los mecanismos identificatorios, y el modelo de agrupamiento que corresponde a las prohibiciones y al proceso de sublimación. Estos modelos ilustran los aportes de Freud respecto del psicoanálisis grupal.
El texto de Freud de 1913 introduce el fantasma inconsciente del asesinato del padre, y abre así el acceso a lo simbólico, que funda las bases comunes de la vida en grupo.
En Tótem y tabú (1921), el lugar de la cultura viene a contrarrestar la omnipotencia del padre y plantea la noción de la “psique de masas”, en un lugar de la masa diferente al del sujeto singular. Este texto permite comprender el momento fundador del grupo institucional y el lugar del pacto entre los hermanos, atravesados por un sentimiento de culpabilidad y rivalidad, y la cultura.
La noción de “psique de masas” o “alma del grupo” introduce la cuestión de la transmisión psíquica intergeneracional y transgeneracional, ya que las prohibiciones ligadas al sentimiento de responsabilidad se transmiten de generación en generación. Este texto introduce también el lugar del antepasado y el vínculo de filiación parental y fraternal, así como el momento fundacional del grupo institucional y del grupo de pares.
Como bien lo plantea Freud en 1913, la muerte del padre induce un proceso regresivo ligado a la cuestión de los orígenes y al lugar del hijo frente al ancestro. Por esta vía, Freud retoma sus consideraciones sobre la regresión del pensamiento en los fenómenos de masas.
En Psicología de las masas y análisis del Yo (1921), Freud prosigue su reflexión sobre el grupo y más particularmente sobre la masa organizada en las instituciones, como en la Iglesia y el ejército. El fenómeno de masas ofrecería a los individuos un apoyo para flexibilizar el sistema defensivo, favoreciendo ciertas formas de ilusión. La realidad psíquica de la masa está dominada por procesos primarios, que dificultan el reconocimiento de las condiciones concretas de existencia.
El líder de un grupo sería, pues, el depositario del Ideal del Yo de cada miembro del grupo, y la identificación entre ellos constituiría la forma primitiva del vínculo afectivo.
La constitución de una multitud como un “todo” favorece así la exaltación de la afectividad, al tiempo que disminuye la capacidad intelectual en el sujeto. En toda relación grupal conviven en la misma proporción odio y amor, lo que favorece la uniformidad entre los individuos. El poder sugestivo de la multitud deriva de la cohesión libidinal que los iguala. Según Freud, las relaciones amorosas constituirían el alma de las masas ligadas por un vínculo erótico.
Para terminar de comprender la perspectiva freudiana, otros dos textos, El porvenir de una ilusión (1927) y El malestar en la cultura (1929) nos permiten situar el pasaje necesario de la pluralidad de la masa a otra forma de agrupamiento, en la que los miembros del grupo renuncian mutuamente a la realización pulsional directa sublimando sus afectos.
Proceso de sublimación
El hombre pone así en marcha diversos procedimientos defensivos y de control, destinados a la regulación del principio de realidad (por ejemplo, el desplazamiento de la libido mediante la sublimación).
Si las relaciones que el sujeto mantiene con los demás ponen en funcionamiento su propio principio de placer, también cuestionan el lugar y los fundamentos de la civilización. La “violencia” individual estaría entonces limitada por el “derecho” impuesto por la comunidad, obligando a conciliar principio de realidad y principio de placer.
El otro-sujeto cumple una labor central en el proceso de sublimación, ya que esta relación provoca un estado regresivo y al mismo tiempo abre el camino hacia la simbolización.
La investigación que emprendí a partir de 1987, centrada en el tiempo y el espacio epistémico, me llevó a interesarme por el proceso de sublimación en el trabajo intelectual, en tanto toca a la relación con objetos socialmente valorados. El estado de avance del material presentado en un seminario en 1989 en Francia me permitió apreciar el efecto contratransferencial de la masa en su dimensión cuantitativa y pulsional. Fue necesario ajustar el dispositivo y afinar el método de acceso al inconsciente para dar cuenta del proceso primario, secundario y terciario del pensamiento.
Las actividades de sublimación, como la investigación intelectual y el trabajo cultural, se sustentan en un deseo que no apunta a la satisfacción sexual directa. La sublimación otorga un placer de pensar y de investigar, asociada a las unidades parciales y al cuerpo.
Freud (1915) evoca el apoyo de la pulsión en el cuerpo, que en este estudio metaforizamos como una estructura espacio-temporal.
El concepto de pulsión forma parte del aspecto dinámico de la metapsicología freudiana y refiere a la idea de una arritmia inicial, que se transforma en los intercambios con el otro.
El concepto de pulsión ha sido puesto en cuestión por diversas corrientes psicoanalíticas que objetan el sobredeterminismo de la herencia en la estructuración psíquica. Pero la pulsión no solo es concebible como una exigencia de trabajo psíquico en la relación de la psique con las necesidades biológicas, sino que es también una exigencia que se inscribe en los vínculos intersubjetivos; en nuestras pertenencias grupales, en las coacciones, las obligaciones sociales y culturales (Kaës, 2012).
La pulsión no tendría solamente una fuente intrapsíquica, sino que se forma en la intersubjetividad, tal como Freud lo demuestra cuando introduce el tema de la pulsión de saber.
Freud (1905) concibe la pulsión de saber a partir de la interrogación sobre el origen de los niños, la diferencia de sexos y el nacimiento. Define la “pulsión de saber o la pulsión del investigador” “como una acción que corresponde, por una parte, a un aspecto sublimado y, por otro lado, que trabaja con la energía del placer escópico” (p. 105).
M. Klein (1923, 1930, 1931) ha articulado la noción de pulsión epistemófilica con las fantasías arcaicas de la posición esquizo-paranoide, postulando que las inhibiciones intelectuales equivalen a una inhibición de la función simbólica, vinculada a la actividad fantasmática.
La representación del espacio epistémico grupal
Los diferentes dispositivos vinculares en los que he trabajado (Jaitin, 1980, 1998, 2000, 2006, 2008) me han llevado a introducir la hipótesis de que el espacio y el tiempo actúan como contenedores o como abismos de la representación del espacio epistémico. Las variables espacio-temporales operan como organizadores y desorganizadores vinculares, en la medida en que se hallan indiferenciadas por el efecto del grupo vivido como masa y por la angustia de vacío representacional que provoca la ignorancia de un objeto de conocimiento.
El trabajo intelectual reactiva la “violencia de la interpretación materna” (Aulagnier, 1975) movilizando inscripciones sensoriales figurativas (pictograma). Las alianzas inconscientes del lado del contrato narcisista o del pacto denegativo operan como nudos centrales del proceso cognitivo (Kaës, 2009).
En estas condiciones, si el grupo se inviste como un espacio epistémico, puede esperarse que este se represente como poblado por sujetos vinculados y articulados entre sí por un objeto de conocimiento común. En ese caso la subjetivación adviene como posible.
El espacio epistémico sería tanto un representante del patrimonio cultural investido como también un objeto de deseo, tejido por las alianzas inconscientes, en particular el contrato narcisista.
Los aportes sobre el gran grupo de Turquet (1965), Kaës (1974) y Sami-Ali (1974) abren vías de análisis que permiten avanzar en la problemática que estoy tratando.
Turquet (1965) ha identificado el fenómeno de la duplicación de la angustia catastrófica producida por la inmensidad del espacio del gran grupo, la posición de sujeto anónimo y desconocido y el sentirse un ignorante “poca cosa”.
Kaës (1974) ha trabajado sobre la relación entre el cuerpo, el espacio y el grupo. El grupo es en sí mismo un espacio delimitado que reúne las condiciones potenciales para la representación de un tiempo finito y limitado. Se abren dos posibilidades para la epistéme:
Que el espacio sea representado como ilimitado o hermético. En ese caso, se produce una confusión entre el proceso de representación y el contenido representado.
O bien que se figure como un espacio vacío y cerrado, con lugares contenedores y potenciales para ser habitados.
La problemática psicoanalítica del espacio epistémico nos obliga a recurrir a las relaciones entre el contenedor y el contenido de las transformaciones de las funciones beta en funciones alfa, pare retomar los conceptos de Bion (1974).
Estas transformaciones del espacio inicial vacío en imágenes visuales, esquemas auditivos y olfativos, ofrecen barreras de contacto que transforman la fotografía negativa del espacio revelador de datos sensoriales (auditivos, visuales, térmicos, gustativos) que permiten configurar el ambiente necesario para poblar el vacío creado por el sentimiento de ignorancia.
Para Sami-Ali (1974), en las fronteras entre la figuración del afecto y la percepción del espacio imaginario emerge la “ambigüedad fundamental”. Este autor evoca los intercambios entre el hombre y el mundo que pasan por la mediación del cuerpo, un “poder desconocido” que puede ser aprehendido por sus efectos de transformación del espacio real en un espacio imaginario.
En otras palabras, el cuerpo sería un elemento intermedio entre el espacio real y el espacio psíquico. Y añadiremos que el cuerpo, como primer objeto mediador de contacto con el otro, sería el primer objeto epistémico de conocimiento del Self; el cuerpo organiza la representación multidimensional de los espacios, en su dimensión narcisista y objetal.
La inscripción de los ritmos originarios y la adquisición de la temporalidad
Tres tipos de clínica me permitieron continuar mis investigaciones sobre la temporalidad, en la Argentina y en Francia (Jaitin, 1982, 1998, 2000).
La supervisión hospitalaria de un dispositivo multifamiliar con familias migrantes provenientes de África del Norte, en el que el encuadre temporal se alteraba permanentemente, permitía identificar el décalage entre el país de origen y y el de acogida. Llegar tarde significaba no haber estado desde el comienzo. Cada familia imprimía con su ritmo el re-comienzo de la sesión. La familias traducían la tentativa de controlar el tiempo de llegada de su pais de origen repitiéndolo en el comienzo de cada sesión. Esta arritmia en las sesiones tenía dos polos. Por un lado, el comienzo de las sesiones se lentificaba. Por otro, a este polo de inhibición inicial se oponía otro polo marcado por la aceleración, en donde el lenguaje verbal aparecía como un diálogo entrecruzado, simultáneo y permanente y las familias dilataban el momento de partir de las sesiones.
Mis trabajos posteriores sobre lo fraternal en psicoanálisis familiar (2000) pusieron en evidencia las relaciones masivas y paroxísticas en la fratría; así como los registros pasionales, que evocan los fenómenos de masas descriptos por Freud (Jaitin, 2006, 2008).
El psicoanálisis familiar me ha llevado a interrogarme sobre la dimensión del ritmo en la constitución de la envoltura familiar. Continué desarrollando la idea de un proto-ritmo, en tanto forma inicial de la representación del vínculo familiar; ampliando la noción de proto-mental de Bion (1974). Estos proto-ritmos constituirían la interface de la envoltura familiar, que tendría el valor de un “audiograma”, retomando el concepto de Susana Maiello (1998).
Metodología de estudio del grupo numeroso
Después de realizar estudios preliminares para afinar un método que diera cuenta de la dimensión inconsciente en el espacio epistémico, elegí el dibujo grupal como traductor del imaginario. El material de mi tesis consta de 20 dibujos grupales de comienzo y fin de carrera, que seleccioné entre un total de 32 realizados, procedentes de ocho facultades (Ciencias Económicas, Medicina y Arquitectura, de las universidades de Buenos Aires, y de Lyon y de Grenoble, en Francia. Seis dibujos individuales me permitieron establecer una comparación entre los dibujos individuales y los grupales.
El dibujo da cuenta de la crisis epistémica que se produce al comienzo y al fin de las carreras, inducida por el proceso de regresión temporal, formal y tópica grupal de la formación en la institución. Esta regresión se hace evidente por la ambigüedad de la consigna: “representar un espacio para aprender”.
El dibujo como mediación de simbolización
La “representación icónica” está presente en la obra de Freud (1900) a partir de las nociones de “recuerdos de pantalla” (souvenir-écran), de la imagen onírica y de sus referencias sobre obras plásticas, situándose en el rango de la percepción.
En el capítulo 7, “El trabajo del sueño”, se sientan las bases teóricas de los “Procesos de figuración del sueño”, donde toma en consideración el trabajo de “figurabilidad” de la imagen visual en el polo del extremo perceptivo del aparato psíquico, al nivel de los “estímulos sensoriales”, diferenciando el extremo sensible de las “huellas mnémicas”.
La tendencia al agrupamiento es un aspecto fundamental del sueño, de la identificación y de la organización del Yo. La interpretación analítica se centra en una disociación de las imágenes oníricas, porque la identificación narcisista y la condensación inducen un efecto de agrupabilidad. En Las nuevas conferencias de psicoanálisis, Freud (1932) introdujo el mecanismo de la “multiplicación de lo semejante” para designar una figuración agrupada y seriada en la que las relaciones temporales se expresan en relaciones espaciales.
Kaës (2007) ha identificado otro mecanismo de figuración agrupada del sueño, la difracción, que se puede observar en los dibujos de comienzo de carrera, cuando el grupo no está conformado. Este mecanismo, opuesto a la condensación, corresponde al hecho de que los diferentes elementos del sueño representan un único pensamiento o idea latente.
El dibujo como una forma de asociación a través de imágenes plásticas da acceso al inconsciente. Los dibujos crean la dimensión, forjada por la geometría y la circunscripción del espacio.
Cuando la mirada del objeto se agrupa, el espacio del dibujo deviene un espacio poblado en el que cada participante puede reconocerse y reconocerlo como propio. El dibujo creado por el grupo transformaría el espejo de la alucinación en una representación mediadora, una imagen que propicia los contactos entre las personas.
La mediación del dibujo produciría una regresión formal en el modo de figuración del espacio grupal, en donde el “preconsciente” actúa como un transformador de los hechos, inscribiendo los acontecimientos en un presente, en una temporalidad que los sitúa y los diferencia. El contenido representativo del dibujo es una resultante del lenguaje del “preconsciente” apoyado en un fondo yoico como el paisaje.
El proceso epistémico en las instituciones se ve atravesado de experiencias con un potencial traumático. El “examen” u otro tipo equivalente de “prueba” es asociado a la experiencia de muerte.
Si consideramos el dibujo como un producto de la elaboración secundaria equivalente a la narración onírica, podemos preguntarnos si este sistema secundario, propio del sistema preconsciente-consciente, podría establecer conexiones entre diferentes formaciones inconscientes y preconscientes.
Podemos considerar los dibujos como procesos terciarios, que ponen en relación los procesos primarios y secundarios, vinculantes del aparato psíquico y del aparato del lenguaje (Green, 1984).
Si el trabajo de elaboración “terciaria” es hacer que la narrativa y el contenido del sueño sean eficaces, de manera que se ajusten suficientemente a la “estructura cultural tradicional”, entonces podemos esperar que nuestros dibujos nos permitan aprehender la articulación entre los dos niveles de representación psíquica y cultural.
El acto de dibujar como inscripción de acontecimientos permitiría elaborar la angustia catastrófica en relación con el objeto epistémico desconocido.
El dibujo daría contenido al contenedor vacío que es el papel, sería un elemento intermediario diferenciador y continente que permitiría sublimar los procesos primarios que obstruyen la secundarización del inconsciente.
El dibujo como significante formal de la representación cultural
El análisis que realicé de los dibujos se basa en los significantes formales o de demarcación, que cumplen funciones de sostén, contenedor y barrera de la excitación.
Los significantes formales se definen como monótonos, repetitivos, idénticos; no se personalizan y se limitan a mostrar la confusión tanto entre lo imaginario y lo real como entre el individuo y el grupo.
Desde el punto de vista lingüístico, no podemos considerar los dibujos como un discurso. Aunque lo es como “significante formal”, porque introduce un sujeto parcial y un verbo reflexivo. Es un discurso elemental en el que no se especifica la modalidad de la acción y que no se inscribe en el tiempo ni en el espacio.
La “asociación libre” en psicoanálisis se refiere a todo el material verbalizado durante la sesión psicoanalítica. ¿Permitiría la asociación gráfica grupal adquirir el valor de una cadena asociativa?
Rosolato (1985) sostiene que la interpretación se establece a partir de cadenas inconscientes del lenguaje verbal y la comunicación no verbal; entre la (metonimia desplazamiento) y la (metáfora condensación). Estas serían dos formas de articulación de los significantes de dos tipos de pensamiento, que dan acceso al significado.
Rosolato se basa en la relación “representante-representación” de Freud, al referirse a la representación (“representante que da la re-presentación”). En términos más generales, el “significante de demarcación”, también llamado significante formal, correspondería al conjunto de rasgos figurativos.
El término “demarcación” alude a una delimitación por la cual los significantes y las representaciones adquieren una identidad y, por otro lado, marca la “brecha” en la relación entre representación, significante y referente.
Los dibujos grupales corresponderían a una cadena de representaciones gráficas en la que la sucesión está determinada arbitrariamente por los vínculos de asociación espacio-temporales, dando acceso a las formaciones inconscientes. Es en este sentido que hablaremos de una cadena asociativa gráfica.
Método de análisis del dibujo grupal
He privilegiado cuatro aspectos en el método de análisis para la interpretación de los dibujos grupales: su descripción; el análisis metonímico por contigüidad y por la asociación espacio-temporal, y el análisis metafórico.
Análisis metonímico
Para realizar el análisis metonímico del espacio y del tiempo epistémico (es decir, un análisis formal de la representación) he seguido algunos de los criterios de análisis pictórico establecidos par Guy Rosolato (1969) en relación con las relaciones de contigüidad.
• La continuidad de trazos, que se debe a los movimientos de la mano (como los puntos, líneas, garabatos sin orden aparente) que permiten evocar un movimiento.
• La contigüidad formal está dada por los ritmos, ligados a la periodicidad de puntos, trazos, áreas y colores; ordenados según un principio de simetría o asimetría; en los que la oposición figura/fondo desempeña un papel fundamental. Incluye también los caracteres del lenguaje alfabéticos y otros, que tienen una función ambigua, más allá del orden pictórico. Así los garabatos sin orden aparente permiten evocar un movimiento rítmico.
• La contigüidad sintáctica procede de los signos representados o pictogramas que reducen al mínimo la representación de los objetos representados. El sentido esta dado por las perspectivas, la luz y las relaciones del objeto en su entorno (la decoración, el paisaje y el fondo permiten describir la escena).
Por mi parte introduje otras relaciones intermediarias en la metonimia y la metáfora (Jaitin, 1995).
Las relaciones de asociación témporo-espaciales en los dibujos grupales incluyen las relaciones espaciales, es decir, la disposición, la distribución, el plano y la perspectiva de los dibujos en el espacio de la hoja.
Las relaciones temporales se establecen a través de la repetición de formas, colores y contenidos de los dibujos.
La disposición de las escenas por contigüidad, por contraste o yuxtaposición, o por complementariedad dan cuenta de la dinámica grupal. La distribución dispersa, disociada o unitaria de los dibujos obedece a mecanismos de condensación y difracción propios del sueño.
Las asociaciones temporales se identifican por la repetición de formas, colores y temas, y se representan como en el sueño por la repetición de lo semejante.
Freud (1932) señala que la figuración agrupada de los objetos en el sueño, en la que la multiplicación de semejanzas representa la relación de frecuencia, pondría de manifiesto la expresión de las relaciones temporales en las relaciones espaciales.
Al igual que el sueño, los dibujos de grupo presentan las relaciones de frecuencia a través de tres modalidades de repetición (colores, formas y temas).
El análisis de los dibujos sobre los que trabajé se realiza por medio de cadenas asociativas gráficas grupales que se organizan por el análisis metonímico de la contigüidad y de las relaciones de asociación espacio-temporal.
b. Análisis metafórico
El análisis formal da acceso, en un segundo momento, a elementos metafóricos que revelan el sinsentido inmediato del significante de demarcación, su independencia del lenguaje.
Hay un nivel del sentido que no puede traducirse inmediatamente por ninguna contigüidad, y esto nos obliga a encontrar una segunda cadena discursiva, la de los signos y simbolizaciones no representativos.
El análisis metafórico incluye interpretaciones, construcciones, proyecciones contra-transferenciales del investigador clínico, extraídas del análisis metonímico, de los métodos proyectivos, o de la figuración de símbolos, mitos, representaciones culturales de la formación, presente en el sueño como en toda la imaginería inconsciente de las representaciones colectivas.
Para completar, el análisis de la recurrencia de los temas me ha permitido comparar las formas de figuración de las fantasías asociadas a la representación inconsciente del objeto de estudio de cada disciplina científica con las que he trabajado, que conciernen a la arquitectura, la medicina y la economía.
Este método de análisis metonímico y metafórico me permitió constatar el trabajo de desplazamiento y condensación del inconsciente depositado en los diferentes espacios psíquicos (intrasubjetivo, intersubjetivo y transubjetivo) que permiten el pasaje a representaciones culturales latentes.
Veamos entonces el análisis pictural:
1: Se trata de un dibujo colectivo realizado por tres hombres y tres mujeres, estudiantes de comienzo de carrera de la Facultad de Económicas de Buenos Aires. Este dibujo, descripto verbalmente después de su realización, llama la atención por la cantidad de escenas. A diferencia del sueño, en el que los elementos deben estar separados, aquí aparecen dispersos como si estuvieran bajo el efecto de los mecanismos primarios de difracción. Como ya lo señalé, la consigna fue “dibujen un espacio de aprendizaje”. Una gran hoja de papeles y lápices de colores fueron dispuestos sobre una gran mesa.
Este dibujo, que hemos llamado “La tentación”, provoca a primera vista un estado de confusión, por lo que le hemos dado un título a la descripción hecha por los participantes voluntarios de esta producción colectiva.
2: El árbol. Es un árbol viejo, cuyo gran tronco tiene un nudo, es decir, una cicatriz; sus raíces son visibles y profundas, su copa es alta y tiene muchas ramas con hojas y frutos. En el extremo de una rama se posa un pájaro. Sentado contra el árbol, un niño lee un libro a una niña que está de pie.
3: El reloj. Esta escena está contenida en un cuadrado. Un reloj marca las seis menos diez minutos y seis figuras caminan en fila hacia una tumba. De las seis figuras, dos caminan en dirección contraria a la tumba, como si trataran de escapar. En el fondo de la escena hay dos elementos: una especie de granadas que están a punto de explotar.
4: La guardería. Es un espacio de aprendizaje al aire libre. Es una escena enmarcada a la izquierda por un árbol en forma de ciprés y arriba por un cielo, donde unas nubes ocultan el sol; una mariposa y un pájaro pequeño. En la parte inferior derecha, una firma: “Vanesa” con una precisión: “Futura licenciada”.
5: El aislamiento. El dibujo está rodeado por una línea ondulada que forma un rectángulo dividido en dos partes por otra curva.
En la parte izquierda hay dos dibujos: en la parte superior izquierda, un gran sol amarillo, desproporcionado con respecto al resto de la hoja. Debajo, un pequeño círculo con cabecitas con ojos y bocas. Alrededor del dibujo, superpuesto, se lee “Universidad, help”.
A la derecha hay un pentágono cerrado, sin aberturas, formado por cinco filas de ladrillos. En su centro, un sujeto asexuado rodeado de libros y de música. Encima, fuera del pentágono, un rectángulo cerrado rodea un tema y una inscripción: “universidad”. En la parte inferior derecha, una firma y una precisión: “Futuro contable”. A la derecha, una cama con una maceta en el extremo, y un sujeto de perfil, tumbado, escuchando música.
6: El camino. Es una carretera con un camino sinuoso marcado por la escolaridad y representado por líneas de puntos; cinco carteles dicen: “Jardín”, “preescolar”, “primaria”, “secundaria”, “universidad” (“kindergarten”, “preescolar”, “primaria”, “secundaria” y “universidad”). En el fondo del escenario, sujetos sexualmente diferenciados se toman de la mano; sus cuerpos sin rasgos parecen estar caminando.
7. La jaula de oro. Se trata de una escena que tiene, en el centro, una figura cúbica delimitada por un círculo rodeado de semicírculos, como pétalos. Arriba, un gran sol.
Al rotar la hoja encontramos otra escena.
8: Un callejón sin salida. Se muestra una “figura robótica”, una especie de reloj con dos flechas: una indica la entrada a la altura de los genitales y la otra la salida a la altura de la cabeza, como un sombrero. Pero sobre la flecha de salida se coloca una especie de ladrillo; encima de él, otra gran punta de flecha indica la dirección opuesta.
Este dibujo característico de la latencia infantil pone en evidencia el proceso de regresión en la entrada a la universidad.
Análisis metonímico
Veamos cómo se presenta la contigüidad de trazos, de formas y sintáctica.
En las diferentes escenas, la contigüidad de los trazos aparece a través de las huellas observables en los garabatos utilizados para colorear los árboles, los soles y los puntos azules de la octava escena.
Los ritmos aparecen a través de la repetición de formas como las manzanas de la escena 2, los seis sujetos de la escena 2, las pequeñas cabezas con ojos y bocas y los ladrillos de la escena 5 y las flores en el vestido del personaje de la escena 8.
Los ritmos binarios pueden verse en las escenas 4 y 5: en una de ellas hay dos “antenas de flores” plantadas en la cabeza del profesor y dos alumnos sentados frente a sus pupitres, y la otra está dividida en dos partes por una línea ondulada. El sol y la flor de la escena 7 también evocan una estructura binaria.
La línea ondulada de la escena 5, el camino de puntos de la escena 6, las líneas del interior del árbol de la escena 1 y la escena 4 y los pétalos de la escena 7 crean un patrón rítmico.
Algunas escenas tienen caracteres lingüísticos como “Universidad help…”, “Futura contadora publica” en la escena 5; mientras que la sexta escena tiene los diferentes niveles de la currícula escolar: “jardín”, “preescolar”, “primaria”, “secundaria”, “universidad”; y la cuarta escena está firmada “Vanesa”. ¿Cómo entender este recurso a la escritura? ¿Como un límite intrínseco a la expresión gráfica en este contexto? Como una forma silenciosa de decir, una forma ambigua de expresión de las dos modalidades del lenguaje que manifiestan un fantasma de muerte.
Observamos signos o pictogramas representativos en las escenas: La pesca (1), El reloj (3) y La carretera (6). Los rostros de estas escenas son anónimos y van del árbol prohibido al camino de la muerte. Las escenas 1, 2 y 4 se desarrollan en el exterior, mientras que la escena “Aislamiento” representa un espacio interior cerrado.
Este dibujo infantilizado se presenta a través de trazos de un nivel prefigurativo (trazos rítmicos, barridos) y formas radiales (por ejemplo, el sol, el árbol, las flores, los personajes esquematizados). Evoca el momento precursor de la escritura de indiferenciación entre la imagen y el texto. Los caracteres lingüísticos del proyecto profesional funcionan como sostén para tolerar las angustias primarias movilizadas por el objeto de estudio y la vivencia de anonimato institucional.
Sobre las ocho escenas del dibujo, se establece una relación de contigüidad entre cinco de ellas dispuestas de forma continua en un mismo plano: “Callejón sin salida” (8), “La pesca” (1), “El árbol” (2), “El reloj” (3) y “La guardería” (4).
Las categorías de oposición se observan en la disposición espacial por yuxtaposición de las escenas: “Sin salida” (8), “La pesca” (1), “El árbol” (2), “El reloj” (3) y “La guardería” (4), así como entre las escenas “Aislamiento” (5), “El camino” (6) y “La jaula de oro” (7).
Un enlace de asociación por complementariedad une la escena 1 (“La pesca”) con la escena 2 (“El árbol”). De hecho, ambas están dibujadas con los mismos colores y la no delimitación de sus espacios sugiere que estas dos escenas se suman espacialmente, complementándose para formar una sola.
La repetición de colores es la única asociación temporal en este dibujo. Así, el rojo se repite en la escena 2 a través de las manzanas, en la escena 4 a través de las flores y los límites y en la escena 5 a través de los sujetos y el camino; el amarillo se utiliza en las escenas 5 y 7 para el sol y para el reloj y el color azul aparece en las escenas 1, 2, 4 y 8.
A partir de estos elementos, podemos diferenciar dos cadenas asociativas entre las escenas 1, 2, 3, 4, 8 y las escenas 5, 6, 7.
Los vínculos de asociación temporal se caracterizan en este dibujo grupal por la repetición de colores (primer indicio de clasificación en la pequeña infancia) de la forma redonda que remite a un nivel radial prefigurativo del anonimato de la masividad.
Estas observaciones nos permiten inferir las formas regresivas y el mecanismo central de la difracción como defensa de protección contra la angustia confusionante de base que emerge en esta figuración pictórica.
Cadenas asociativas gráficas
Partiendo del análisis metonímico del dibujo a partir de las asociaciones gráficas espacio-temporales que acabo de realizar, distinguimos dos cadenas asociativas organizadas en función de la disposición espacial del dibujo en la hoja.
La primera cadena asociativa gráfica incluye las escenas 1, 2, 3, 4, 8 (pesca, árbol, reloj, guardería, callejón sin salida).
Esta traduce el fantasma de transgresión de la prohibición al acceso del conocimiento, que lleva a la expulsión del paraíso (árbol con manzanas), que enfrentan al hombre con la castración, la muerte y el descubrimiento de la diferencia de los sexos. Su resultado sería el nacimiento del sujeto cultural.
La contigüidad espacial y la analogía de color (azul) entre las escenas 1 y 2 nos permiten leerlas como una unidad. Los personajes femenino y masculino leyendo, apoyados en el tronco de un árbol marcado por un nudo, raíces sobresalientes, lleva a pensar en la transmisión del saber inconsciente a lo largo de las generaciones (Freud, 1913).
Esta representación evoca el mito del paraíso perdido del acceso al saber de la humanidad.
La angustia de castración moviliza el deseo de saber y el niño-lector figura un momento fundador de la represión y de la sublimación de la pulsión sexual, acontecimiento que permite la diferenciación entre el objeto libidinal y el objeto epistémico. Esta acción de leer, asimilada a la función alfa, correspondería entonces a una transformación activa de la angustia de muerte a través de un objeto cultural.
Nos parece que la línea verde establece un vínculo de asociación espacial por continuidad entre las tres primeras escenas. El número seis se repite en la tercera escena en el número de sujetos y en la hora escrita en el reloj. Sin embargo, nos parece que “el seis” asigna a esta escena el lugar de intermediario entre el segundo y el cuarto. De hecho, es en el sexto año de vida cuando se pasa del jardín de infantes a la escuela primaria (escenas 4 y 2). Las tres granadas y el ataúd pueden simbolizar el riesgo de muerte que encarna el tercero, cuyo reconocimiento es necesario para acceder a la cultura.
Esta escena de explosión catastrófica es también un intermediario entre dos formas de dibujar un mismo objeto representativo, el árbol. La primera (escena 2) recuerda a una forma uterina llena de fruta, mientras que la segunda (escena 4) se acerca más a una forma fálica. El elemento fálico de esta escena podría ser una condensación del tema tratado en esta cadena; en este caso, la transgresión intrínseca del conocimiento que produciría una crisis epistémica. Esta suposición se basa también en la repetición metonímica del color rojo de las manzanas, la granada y luego las dos flores.
Desde el punto de vista decorativo, la acción de las escenas 1, 2, 3 y 4 se desarrolla en el exterior. Dado que una parte contiene elementos celestes (nubes, sol, mariposa, pájaros) mientras que la otra sugiere un espacio epistémico (pupitres, alumnos), pensamos que la cuarta escena condensa la representación de un espacio exterior y otro interior. En este contexto, el docente (Ideal del Yo) representaría un elemento intermedio entre lo celestial y lo terrenal.
La segunda cadena asociativa gráfica se yuxtapone a la primera, por las escenas 5, 6 y 7 (aislamiento, camino, jaula de oro). Esta se introduce por la contigüidad de los elementos formales, en particular el ritmo binario (dos flores, la división de la escena 5 en dos partes) y los caracteres de la lengua escrita (nombre, firma, actividad profesional en las escenas 4 y 5 que unen a las escenas 6 y 7).
A diferencia de la primera cadena asociativa, las escenas están delimitadas en un espacio epistémico cerrado y protector (la “jaula dorada”).
Desde el punto de vista formal, el análisis metonímico muestra el doble movimiento progresivo/regresivo en la forma de la figuración y en el contenido representativo.
La hipótesis interpretativa de esta cadena se refiere a la pérdida de los puntos de referencia del Yo, inherente a la inscripción del espacio epistémico en la institución y a los efectos, en el plano de la producción gráfica, de los mecanismos de defensa utilizados, en particular la difracción, para compensar este fracaso.
La representación de la escena 8 indicaría un fantasma de control sobre el tiempo basado en la reanudación de la forma redonda del reloj, que aquí contiene flores de bebé, y por tanto en una concepción del nacimiento a través del ano. Las dos flechas señalan la inversión del orificio de salida en un orificio de entrada, como si el sujeto pudiera encontrar en el trabajo del pensamiento un medio de controlar los acontecimientos imprevisibles del campo económico.
Podemos apreciar que el objeto de estudio provoca una regresión temporal en la representación del espacio epistémico. La crisis epistémica se concreta en esta modalidad representacional anal donde confluyen el nacimiento del sujeto cultural y el sujeto epistémico en la institución.
Desde un punto de vista tópico, el dibujo representa una pérdida de los límites del Yo; en este sentido, una regresión burlona va a establecer mecanismos de defensa arcaicos, particularmente la difracción que aparece en la dispersión y cantidad de las escenas.
La situación de crisis epistémica produce una desorganización yoica, un efecto regresivo hacia una organización arcaica de las relaciones de objeto y, simultáneamente, una adscripción de la ideología a un ideal narcisista todopoderoso, la economía, que aseguraría una organización del Yo.
Esta posibilidad de alianza con el ideal profesional constituiría la base de la elaboración cognitiva y la construcción de un espacio epistémico contenedor.
Los seminarios de especialización en psicoanálisis vincular de grupo, familia y pareja que vengo desarrollando entre los años 2003 y 2021 me han permitido seguir poniendo a prueba esta técnica del psicoanálisis grupal en otras disciplinas. La Covid y los avances informáticos que aparejó, posibilitaron seguir trabajando la dinámica vincular de la formación por internet, a partir de los dibujos grupales (Jaitin, 2018).
Sería interesante abrir nuevas líneas en el marco de la formación en las instituciones psicoanalíticas, para analizar los obstáculos específicos que se presentan, repensando los dispositivos de la formación contenedores de los fantasmas que estos movilizan y que provocan obstáculos epistémicos.
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1 jaitin@icloud.com , Universidad de Buenos Aires, Universidad de París, miembro de la Asociación Internacional de Psicoanálisis de Pareja y Familia.
Descriptores: MASA / SUBLIMACIÓN / PULSIÓN / ESPACIO / INCONSCIENTE GRUPAL / DIBUJOS / REPRESENTACIN / PROCESO TERCIARIO / INTERPRETACIÓN
Candidato a descriptor: RITMO EN LA SESIÓN
Abstract
New methodological ways for the psychoanalytic exploration of large groups
Based on Freudian and post-Freudian contributions by the English and French schools, this paper reports the creation of a method of psychoanalytic exploration by means of group drawing, which allows access to the regressive processes of epistemic space in large groups.
The metonymic analysis of formal or demarcation signifiers, spatial-temporal relations and metaphorical analysis allow establishing the graphic associative chains. These function as free associations, giving access to the unconscious alliances that are woven in the inter- and trans-subjective bonding spaces where the unconscious is housed.
The analysis of the pictorial clinical work allows us to confirm that the epistemological epistemophilic drive is organized around phantasms related to the maternal body and sexuality, as well as to the myth of Eden. The transgression of the forbidden fruit that gives access to knowledge generates shattering and death anxieties, which increase in the intermediate moments between the beginning and the end of the studies.
The analysis of these chains of graphic representations brings to light the double cathexis of the epistemic space, both as cultural representation and as object of desire. These indications allow us to think that in the training device, massiveness is not a question of number but a way of functioning of the psyche in the bonding spaces, under certain conditions.
The group and the professional ideal would be potential containers of the trauma of exams or of any kind of evaluations. These cause narcissistic wounds, reactivating the feeling of survival in the face of the death anxiety that accompanies the path of access to knowledge.
Resumo
Novas vias metodológicas da exploração psicanalítica do grupo numeroso
Baseando-me nos aportes freudianos e pós-freudianos da escola inglesa e francesa, este trabalho dá conta da criação de um método de exploração psicanalítica através do desenho grupal, que permite ter acesso aos processos regressivos do espaço epistémico nos grandes grupos.
A análise metonímica dos significantes formais ou de demarcação, as relações espaço-temporais e a análise metafórica permitem o estabelecimento de cadeias associativas gráficas. Estas funcionam como associações livres, dando acesso às alianças inconscientes que se tecem nos espaços vinculares inter e transubjetivos onde se aloja o inconsciente.
A análise da clínica pictórica permite confirmar que a pulsão epistemofílica epistemológica se organiza em torno a fantasmas relacionadas com o corpo materno e a sexualidade, como também com o mito do Éden. A transgressão do fruto proibido que dá acesso ao conhecimento provoca angústias de esfacelamento e de morte, que se incrementam nos momentos intermediários de acesso e de fim de estudos.
A análise destas cadeias de representações gráficas fazem emergir o duplo investimento do espaço epistémico, como representação cultural e objeto de desejo.
Estas pistas de análise nos permitem pensar que a compreensão da massividade no dispositivo de formação não é uma questão de número, senão um modo de funcionamento do psiquismo nos espaços vinculares, em determinadas condições.
O grupo e o ideal profissional seriam potenciais contentores do traumatismo dos exames ou qualquer tipo de avaliação. Estes provocam feridas narcisistas, reativando o sentimento de sobrevivência diante da angústia de morte que atravessa o caminho de acesso ao conhecimento.
BIBLIOGRAFÍA