La no respuesta del otro. Algunas cuestiones sobre la cura
Gabriela Goldstein1
“Es usted indestructible. No parece estar afectada por la inhibición que en estos tiempos nos despoja a todos los demás de nuestra energía creadora…”.
Freud a Lou Andreas-Salomé.
Resumen
Este texto problematiza la cura en psicoanálisis a partir de las improntas de la actualidad que conlleva la práctica clínica. Tiene como eje de análisis y punto de partida la noción de que “no hay vida sin el Otro”. Desde ahí, se propone pensar al trauma ligado al dolor, a lo social y a las rupturas psíquicas tempranas, pero también apuntar la experiencia de un inconsciente ligado a la creación y a la experiencia estética, en una escucha sensible. Es decir, la otredad que se muestra en su ausencia- presencia.
A través de los “estados límite”, como paradigma clínico, entendemos el malestar social que se manifiesta en la pérdida de puntos de referencia, característica del lazo social contemporáneo. Reflexionamos en la dirección de la cura desde los aportes de las etapas tempranas, junto a Freud, Green y Winnicott y Lacan. La idea es proponer y abordar la constitución subjetiva desde la dimensión política de la existencia humanapensada desde el psicoanálisis, y el lugar central del inconsciente, desde elementos que lo enriquezcan o deconstruyan, que no estén cerrados a lo extraño y a lo diverso.
La contemporaneidad y la función del Otro
Este es el primero de una serie de escritossobre la cura, temática que aborda el Symposium número 60 y el Congreso interno número 50, a 80 años de la fundación de APA. Reconocemos las fechas de la memoria (de la historia, del presente y del futuro del psicoanálisis) al ver en prospectiva unacronología transformadora. Para lo cual, es importante comprender un desarrollo de los conceptos fundantes del psicoanálisis en un giro creativo. Para generar una transformación es importante comprender el carácter gravitacional de los mismos,porque esa transformación no es una emancipación, sino que es “apropiación” creativa de la “herencia”, y la posibilidad de reformularlos en lo que aparece de nuevo. Heredar es abrir nuevos sentidos.
Los tiempos actuales nos ponen de cara a un mundo estremecedor, un mundo “fuera de quicio”. “The time is out of joint”, dirá Hamlet (junto con Valery, Deleuze y Marx) y entiende que el “tiempo” esta fuera de quicio, desarticulado, porque el mundo va mal y las fracturas del lazo social son cada vez más evidentes pues exponen que el “antiguo” pacto generacional esta dañado –nombre del padre evanescente– y que vivimos la evidencia de que el goce insiste. El malestar en la cultura contemporánea nos empuja a un estado de goce encubierto por supuestos hedonismos y reemplazos adictivos. Vivimos el dolor en formas diversas, desde los “crímenes imperceptibles” de cada día, el abandono o la injustica social, hasta violencia explícita. Estamos, diríamos, ante efectos de un estado de necesidad. Salvaje. Por ejemplo, las acciones violentas en masa como el crimen de Báez Sosa2, o el de Lucio Dupuy3, aquel niño torturado hasta la muerte por sus “madres” que no responden al sentido ni a la “ley” de la humanización.Por diversas razones, la posibilidad del tiempo necesario para la mediación del pensamiento y la palabra se evidencia insuficiente en esta era hipermoderna que exige satisfacción inmediata o reacciones automáticas. Es la manifestación de un “circuito corto” en el recorrido pulsional, y la falla o dificultad en la constitución de la terceridad, o mediación, para la cual es vital la presencia del Otro, y otro. Estas situaciones nos muestran formas clínicas que nos desafían aún más. Porque estas llegan a la consulta, y podemos trabajar en los “bordes” y transitar territorios y desfiladeros psíquicos hoy más accesibles aún.
Uno de los centros problemáticos actuales es, según afirma Byung Chul Han, la insensibilización ante el sometimiento y el dolor, así como la pérdida de referencia al poder y al dominio. El sometido, dice Han (2014) ni siquiera es consciente, y cada vezmenos, de su sometimiento, con el riesgo de que se insensibiliza mediante diferentes medios de “intoxicación”, medicamentos o redes sociales. Algo, por cierto, que ya anticipaba Freud en El malestar en la cultura (1930); y, de otra manera, tiempo antes un juvenil Étienne de La Boétie, con su libro Sobre la servidumbre voluntaria (1574). Estas cuestiones a su vez implican también lo propio de una dimensión política de psicoanálisis, puesto que entendamos lo político como una dimensión de la existencia humana, como el conflicto entre libertad y obediencia. Lo político es un conflicto ético; una dimensión incrustada tempranamente en nuestra historicidad singular,transgeneracional, que ni podemos “leer a contrapelo”. Es también una mirada a la herencia arcaica que nos habita. Lo vemos en la vida cotidiana como poder y sometimiento, y en nuestra práctica analítica, cuando aparece, y más allá de la interpretación, sabemos escucharlo. Alojarlo.
El psicoanálisis intenta articular la dimensión específica de la subjetividad, del mundo íntimo con lo fantástico del pulsionar deseante. Es una posibilidad extraordinaria pararesolver los padecimientos actuales porque tiende a combatir, por medio de la palabra, según Bodei, las fuerzas que extrañan al hombre de sí mismo El psicoanálisis, dice Remo Bodei en su conferencia sobre locura y razón, en 2008, “es reconocido como una doctrina que no rastrea la génesis de las angustias persecutorias únicamente en factores peculiares de la historia individual, sino que también las adscribe a favor de lo social de vasto alcance […]”. Se trata del trauma social, metapsicológicamente pensado.
1. El psicoanálisis hoy necesita pensar con los elementos fundamentales que se enriquecen o se deconstruyen, que no están cerrados a lo extraño, lo otro, lo diverso, y a los múltiples abordajes, sino que nos exija pensar un “campo ampliado” que en nuestra práctica implique darle relevancia a la “forma abierta”.4
2. Lo que dije anteriormente me lleva a preguntarme: ¿En qué medida los fenómenos sociales, universales actuales, han incidido en la posición del analista? En estas condiciones, vamos “recalculando” una dirección de la cura que incluya su acercamiento a los daños actuales y a los más tempranos. A las angustias sin nombre, aún, y lo actual en las “neurosis al borde”.
3. En “la cura” hoy vemos los efectos resultantes de “la no respuesta del Otro”, elllamado Otro prehistórico inolvidable que nunca se podrá igualar (Freud). En esas condiciones el encuentro en transferencia con el otro/Otro, puede “abrir una puerta al mundo de las cosas”, al mundo como dice Green (1972). Se abre una posibilidad potencial de la apertura.
Podemos empezar por la investigación del alma (psyché), que es un buen comienzo. Podemos pensar los sueños como la pulsión que hay detrás de una “necesidad ‘filogenética’ de comunicarlos, escucharlos e interpretarlos”, al decir de Bollas (2007). Porque en la antigüedad, la existencia de los sueños era aterradora y desbordaba la mente, por lo cual una sola mente, dice Bollas, no alcanzaba para pensar sobre la condición humana. Para el autor, podemos conjeturar que el hombre de épocas anteriores sabía que para sobrevivir a la vida mental era indispensable contar con la asistencia del otro. Esto fue conceptualizado por Freud, y es un aporte genial de Bollasque denomina “el momento freudiano que cambió la humanidad para siempre” (Bollas,1992, p. 9).
Se hace insoslayable la presencia de alguien que escucha, un otro, que en la cura –más allá de las posiciones del objeto– habilite reencontrar la dimensión de “asistente” como capital simbólizante libidinal; que introduce en una nueva oportunidad de encuentro con un otro/Otro que no “respondió” en tiempos inmemoriales, y pueda anudar en los estados límite, capítulo ejemplar de nuestro tiempo contemporáneo. Trabajamos pararesponder con el Eros del deseo en donde no lo hubo, y así habilitar el “soñar”, los sueños de la vida inconsciente, y dar lugar a la ensoñación, que implica la sustancia dela “ilusión” como lugar de la fantasía y la creación.
El inconsciente a cielo abierto5: la leche del sueño
La Bienal de Venecia 2022 lleva el título inquietante de “la leche del sueño”, The milkof dreams. ¿Será que la perplejidad que aún causa el inconsciente y que no cesa de manifestarse toma cuerpo en la obra? La obra de arte pone en acto lo que el inconsciente piensa, pero de otra manera. Esta frase que orienta la “cura” de la gran Muestra Internacional de Arte de Venecia The milk of dreams proviene del título del libro de cuentos para niños que la pintora y escritora Leonora Carrington, representante destacada del surrealismo mexicano y occidental, realizó para sus hijos. Sus dibujos son, digámoslo, inquietantes y terroríficos. Nos interesa, con ello, preguntarnos si acaso dicha obra inspira un estado actual del arte, y el estado del arte en psicoanálisis.
La filosofía y los románticos ya conocían el inconsciente mucho antes, como vimos. Pero es a partir de Freud, que este concepto da un paso más para ser “el gran operador de una nueva ciencia”, el psicoanálisis; y para ello, construye unametapsicología. En palabras de Paul-Laurent Assoun, “la metapsicología constituye la superestructura teórica del psicoanálisis, pero también su identidad epistémica. Aquí están la cabeza y el corazón del saber sobre los procesos inconscientes” (Assoun, 1982, p. 9). Pero para que esta episteme pueda estar a la altura de su objeto, el inconsciente, se le impone una deconstrucción incansable, “la metapsicología es fundamentalmente‘posescritura’ (Nacherzahlung)”. Recordamos, con inquietud, la afirmación que haceAssoun hace más de 25 años;“todo está preparado para olvidar al inconsciente”(cf. Assoun, 1998); en esto pensamos en esta recapitulación actualizante.
Si bien el psicoanálisis no es el arte, el arte puede aportar datos para la indagación del inconsciente. El inconsciente es un saber que se descifra a partir del trabajo asociativo, en transferencia. El arte es una forma maravillosa y extraña de manifestación del inconsciente, no pocas veces ominosa, inmersa en un discurso estético y político que implica a la sublimación como destino libidinal. El arte es, también, hacer algo con eso.En el arte, el inconsciente Otro se hace obra y la experiencia de su encuentro es parte dela experiencia estética.6 La frase del libro de Carrington, “la leche del sueño”, aportaideas para nuestra investigación sobre la cura, no solo en relación con la patología y el arte, sino, más bien, porque habla de un inconsciente que reconoce residuos “crudos”, fragmentos de lo “real” que flota, por así decirlo, en aguas del sueño como resto, huellasde perceptos o sensaciones, aún sin enhebrar en un cuento. En la cura podemos hacer algo con ello, como logra Leonora Carrington en su libro y con su inconsciente, casi, “a cielo abierto”.
También, “the milk of dreams” nos da un indicio sobre la “sustancia” de la “Ilusión”. La respuesta y presencia de ese Otro hace que esa “materia” sea nutriente, como amor y placer, y como respuesta significante que estuvo a tiempo para que esa leche real se transforme y posibilite la esencia del soñar. Ser soñado y hamacado en brazos de Morfeo que me transporta al Otro.
En los caminos de la cura podemos trabajar con un “inconsciente a cielo abierto”; crear atmosferas respirables con Otro y recuperar fragmentos de historia singulares y hacerlos amables. Cuando hubo trauma temprano o discontinuidades severas hay un trabajocomo de filigrana y eso es movilizar la libido en las micro-ausencias. Esto implica un forzamiento a salir del nirvana, un estado contrario al duelo o la sublimación que conllevan la creación.
El inconsciente y su relación con el arte
La creación implica un movimiento tópico que aparece como regresivo, pero que es, a la vez, progresivo a mi entender, que se manifiesta en un “ir y venir” delmovimiento pulsional. En el acto creador implica una urgencia de elaborar “en una escenificación que resuelve económicamente, absorbe tensiones, las vincula y las integra en formas e imágenes” (Anzieu, 1975, p. 178.). Así, las fantasías pasan de una condición pasiva a la “eficacia de un acto”. (Anzieu, op. cit., p. 181). El arte escondición de reencuentro y elaboración del trauma, y que en su producción incorpora algo de lo inefable, de lo irrepresentable y de lo no integrado. Es un “encuentro posible” con lo real por medio del arte que con su veladura, se relaciona con el objeto perdido,que nos remite a “la cosa”, “das ding” que Freud describe en el Proyecto (1895), y que“es el objeto perdido como tal” (Freud, 1905, p. 203). Para Lacan “[…] ese objeto, en tanto que Otro absoluto del sujeto, es lo que se trata de volver a encontrar […]” (Lacan, 2006. p. 133), pero solo se lo vuelve a encontrar como añoranza.“Lo inconsciente es lo psíquico verdaderamente real”, dice Freud, y “nos es tan desconocido en su naturaleza interna como lo real del mundo exterior, y nos es dado por los datos de la conciencia de manera tan incompleta como lo es el mundo exterior por las indicaciones de nuestros órganos sensoriales” (Freud, [1900] 1976, p. 600).
Este conocimiento es posible a través de su conexión con las palabras, único acceso a la conciencia, y más aún, constituido a partir de la relación con el lenguaje.Pero hay algo que escapa o queda por fuera de lo decible y puede “vivirse” en transferencia como experiencia estética puesto que “para Freud, la vida humana es estética en la medida en que se trata de sensaciones intensamente corporales y […]representaciones […] de algo simbólico, de algo que no es independiente de la imagen y la fantasía” (Eagleton, 2011, p. 335). Es en este sentido que el inconsciente, al trabajar, utiliza “un tipo de lógica estética” como en los sueños, que no constituye un dominio privilegiado, sino que “mantiene una clara continuidad con los procesos libidinales que constituyen la vida cotidiana”; y la vida cotidiana es, también, “extraordinariamente extraña”.
Rancière (1996) por su parte, postula el inconsciente estético, que consiste en una auténtica “revolución estética” en la teoría freudiana, una revolución en la que quedan abolidas un conjunto ordenado de relaciones “entre lo visible y lo decible, el saber y la acción, la actividad y la pasividad” a favor de la política del deseo, que es la política de la protección del deseo contra la política del no deseo.
La no respuesta del Otro
Estamos indagando en la clínica y los desarrollos actuales cuando el trauma temprano se entiende como efecto de lo que está más allá del lenguaje articulado, en dimensiones de lo psíquico diversas de lo reprimido que se entraman a su vez con lo no asimilable del trauma. Lo irrepresentable o no representable que un Freud tempranamente refiere con las neurosis actuales (1896) y la compulsión de repetición (1920); son sucesos del pasado sin que medie la represión. En el miedo al derrumbe [breakdown] Winnicott (1963) describe un estado de cosas impensable, no reprimido. Al introducir la tercera tópica, Green (2004) define la diferencia de lo basado en la represión de lo que es puraliberación de magnitudes de excitación, que Freud indaga en Más allá del principio de placer, donde en una dimensión de lo psíquico las huellas mnémicas subsisten en estado no ligado, y escapan al entramado del principio de placer enlazado por el Otro. Estas huellas que escapan a la posibilidad del cifrado inconsciente, “hallarían su lugar en la estructura”. Nos constituimos en el campo del otro, con los sonidos de su discurso, signos de percepción, trazas inaudibles que pueden ser escuchadas por sus efectos en secuencias significantes que el psicoanálisis, con el tímpano dispuesto como diapasónen la cura, transferencia y contratransferencia y en un tiempo no desarticulado, puede trazar una inscripción nueva.
El aporte de Winnicott, para trabajar en esta zona y la nueva dimensión categorial del espacio intermedio o espacio transicional (1951) crea un campo psicoanalíticonovedoso, tercero, que es juego y que deriva el pensamiento racional mismo; es decir,es una experiencia en la cual el orden simbólico no está escindido del orden imaginario, y trabaja en la potencialidad de crear metáfora, y ligadura en las zonas que han quedado desligadas y des-ilusionadas.
La cura
Reencontrarse con el Otro es la reapertura de la ventana de la cura.
El lugar del Otro en la cura es el del amor.
Una de las claves de la cura en psicoanálisis está en las marcas de la primera infancia. Las identificaciones y el dolor de los traumas tempranos, como dijimos. El psicoanálisis puede “curar” eso, pero tiene que confesar que esa herida es suturable, paso a paso, conritmos y tiempos para que predomine el amor y no la venganza por el dolor. El crack upes la grieta, estado de esquizo paranoia, donde no hay, por el momento, posibilidad de duelo. Esto implica, en la cura y en la cultura, ver lo malo crudamente, y trabajar en estos tiempos. Podemos decir que la cura analítica tiene que ver con una reversión saludable hacia un vínculo que implica confianza y predominio de Eros o una cura “imposible”, porque ya se ha instalado la voluptuosidad de estar al borde, excitación de cantidad que “alivia” angustias constantes. Estar al límite, oout of bounds ( fuera de los limites). Es lo que se manifiesta en las patologías del acto y las adicciones, como goce.
En los inicios de la vida psíquica, la exigencia de vida se expresa con el “grito” como llamada dirigida al Otro, y solo puede entrar en sentido si el grito es escuchado y aceptado por el Otro. Si el Otro responde, se traduce“como pedido de amor, no de algo, sino de presencia del otro en señal de amor”(Recalcati, 2014). La cura tiene que ver con la revisión del encuentro con el Otro, sostén primario básico, puesto que no hay configuración del psiquismo sin la “acción específica” que es real en el eros del Otro.Sin la respuesta del Otro, la vida se hunde en el desaliento, angustias impensables y desamparo.
Esta escucha que planteamos intenta conceptualizar nuevas consideraciones que operan al pensar la función “anaclítica” de sostén como función de pasaje, como potencialidad de pasaje al Otro. Pero ¿qué pasaría ante la no respuesta del Otro? “No ser deseado por el Otro” frente al abandono traumático de Otro. Cuando no se trata de la madre muerta,como lo plantea Green, el movimiento libidinal de la cura, en esa actividad, puede re investir la confianza en el Otro. Confianza en el significante, diría C. Soler.
Recordemos en los caminos de la cura para Freud el principio de abstinencia o de neutralidad, que de ninguna manera excluye una proximidad profunda, sino que, como afirma Recalcati, implica “un saber permanecer en la distancia define la posición del analista” (Recalcati, 2014, p. 35). Esa proximidad profunda en la presencia sentida, transferencial-contratransferencial de ambos, analista y analizado, habilita un “holdingsimbolizante” y activo. Las llamadas patologías del vacío nos comprometen a trabajar en un tipo de vacío temprano, que pertenece “a la época anterior a aquella en la que el grado de madurez hizo posible experienciar el vacío”. Para entender esto es preciso pensar, no en un trauma, sino en “que no pasara nada cuando algo provechoso podría haber pasado” (cf. Winnicott, 1963).
Desde otra perspectiva podemos decir que, ante la vacilación del Otro, en tanto vacilación real de la madre primordial, se ve afectado el Yo-placer originario. En estas condiciones en la cura, cualquier pequeño fragmento de comprensión tal vez nos ayude a mantener el ritmo, tempo, y continuidad libidinal de las “necesidades” de un analizado, para ir entramando un espacio transicional que luego, potencialmente, se transformará en realidad psíquica o, según Manonni (cf. Manonni, 1977), en “la otra escena”, y la fantasía. Pero la falta de tiempo en la respuesta del Otro o la no respuesta, como Freud lo determina tempranamente, deja a la alucinación de la satisfacción en“libertad” y no se enlaza con el Otro. Se fragmenta la experiencia de placer y la alucinación se “autosostiene”, y el Otro “deja de intervenir”. En la agonía primitiva de la cual no hay recuerdo, el pasado aparece forcluído y se vive como temor al hundimiento, futuro.
El proceso de poder “manejar” o regular la ausencia-presencia, en este caso de la madrecomo objeto transicional, necesita tiempo, siendo este una forma o ‘a-verbal’ que Lacan compara con el fetiche. En ese primer momento el verdadero espejo es el rostro de la madre, que nos remite al cuerpo social y a las personas que amamos. El espejo roto o fragmentado produce un efecto de sinsentido o la locura.
Winnicott es un adelantado en la conceptualización del clima del mundo actual. Habla tempranamente de la clínica del vacío, o del sujeto en estado límite, trata las formas y los modos de esta desconexión entre el sujeto y el Otro, es decir, formas que puede asumir la no respuesta del Otro y la contemporaneidad. Esta clínica nos confronta con la imposibilidad de soportar la interpretación, violencia primaria, que incluye la interpretación materna, y una casi imposibilidad de reintroducir una dinámica erótica en la cura. Son estados que afectan el narcisismo y la conducta. El estado límite como manifestación de la pérdida de los puntos de referencia es característica del lazo social contemporáneo, expresa el sufrimiento colectivo en la imposibilidad de la inserción social, con patologías dificiles. Ser dejado al poder de Otro caído implica la necesidad de un período no excluyente de anaclisis como pasaje al Otro constituyente.
El psicoanálisis nunca deja indemne el alma humana porque devela lo que el ser humano no quiere ver. Tenemos que renunciar a la ilusión de las soluciones fáciles o definitivas. Los analistas somos artífices de la aventura que investiga el mundo, hoy vulnerable, su crueldad, y sus misterios insondables. Es también un mundo maravilloso,por la multiple dimensión de aportes conceptuales, y porque siempre crece la semilla de la pulsión de vida de un malestar en la cultura; entonces hay amor, diferencia, diversidad: alteridad… es el riesgo calculado de vivir la pulsión de vida y la apuesta a la libertad.
Sabemos que el hombre no es un imperio dentro de un imperio, porque el leguaje forja al sujeto. Pero ¿cómo ponerle palabras al dolor para el cual no hay algo recordable? Es que más allá de lo decible Marx nos recuerda, al poner en relieve el elemento de la expresión vital del pensamiento, que “el lenguaje es de naturaleza sensible” (Marx en Eagletonp, 266), por lo cual el inconsciente, en la palabra analítica, por ser un discurso amoroso, al decir de Kristeva, es reinscribible.
1 gabrielagoldstein20@gmail.com. Miembro y actual presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
2 [N de E]. La autora se refiere al asesinato a golpes de un adolescente por parte de un grupo de adolescentes a la salida de un local bailable en una localidad turística de la costa de Buenos Aires. Este grupo atacó a la víctima sin que esta opusiera resistencia y la mató a patadas en la cabeza mientras yacía indefensa e inconsciente en el piso.
3 [N. de E.]. La autora se refiere al asesinato a golpes de un menor. La víctima, de 5 años, recibió una fuerte golpiza por parte de la madre y de la pareja mujer de esta, luego de reiterados maltratos físicos, psicológicos y vejaciones.
4 En alusión a la idea de “mente abierta”/ mente cerrada de Badaracco, la escucha de la alteridad, la cultura y la interdisciplina. Una posición abierta a la escucha de lo diverso.
5 Parafraseo el título del libro El inconsciente a cielo abierto de la psicosis, de Colette Soler.
6 Así lo desarrollé en mi libro La experiencia estética. Escritos sobre psicoanálisis y arte.
Descriptores: CURA / MALESTAR / PSICOANÁLISIS / CURA / EL OTRO / ARTE / INCONSCIENTE / SUJETO / VACÍO
Abstract
The non-response of the other: some questions about the cure
This paper examines the problems of the cure in psychoanalysis from the imprints of the present that clinical practice entails. It has as its axis of analysis and starting point the notion that “there is no life without the Other”. It proposes to reflect on the trauma linked to pain, to the social life and early mental breakdowns, but also to point out the experience of an unconscious linked to creation and aesthetic experience in a sensitive listening. That is to say, the otherness that shows itself in its absence-presence.
Taking “borderline states” as a clinical paradigm, the social malaise evident in the loss of reference points, characteristic of contemporary social bonds, is examined. The direction of the cure is reflected upon based on the contributions of Freud, Green, Winnicott and Lacan on the early stages. The idea is to approach the subjective constitution taking into account the political dimension of human existence thought psychoanalytically, and to examine the central place of the unconscious and the elements that enrich or deconstruct it, without closing oneself to the strange and the diverse.
Resumo
A não resposta do outro. Algumas questões sobre a cura
Este texto problematiza a cura na psicanálise a partir das marcas da atualidade que implica a prática clínica. Tem como eixo de análise e ponto de partida a noção de que “não há vida sem o Outro”. Desde aí, propõe-se pensar o trauma ligado à dor, ao social e às rupturas psíquicas antecipadas, mas também apontar a experiência de um inconsciente ligado à criação e à experiência estética, em uma escuta sensível. Isto é, a alteridade que se mostra na sua ausência-presença.
Através dos ‘estados limite’, como paradigma clínico, entendemos o mal-estar social que se manifesta na perda de pontos de referência, característica do laço social contemporâneo. Refletimos na direção da cura a partir dos aportes das etapas antecipadas, junto a Freud, Green, Winnicott e Lacan. A ideia é propor e abordar a constituição subjetiva desde a dimensão política da existência humana pensada desde a psicanálise, e o lugar central do inconsciente, a partir de elementos que o enriqueçam ou desconstruam, que não estejam fechados ao estranho e ao diverso.
BIBLIOGRAFÍA