Notice: La función _load_textdomain_just_in_time ha sido llamada de forma incorrecta. La carga de la traducción para el dominio bridge se activó demasiado pronto. Esto suele ser un indicador de que algún código del plugin o tema se ejecuta demasiado pronto. Las traducciones deberían cargarse en la acción init o más tarde. Por favor, ve depuración en WordPress para más información. (Este mensaje fue añadido en la versión 6.7.0). in /home/c2471051/public_html/wp-includes/functions.php on line 6114 Warning: Cannot modify header information - headers already sent by (output started at /home/c2471051/public_html/wp-includes/functions.php:6114) in /home/c2471051/public_html/wp-content/plugins/qode-news/lib/helpers-functions.php on line 269 Revista Psicoanálisis | La cultura en la línea de fuego: violencia y riesgo: desafíos para la práctica psicoanalítica

La cultura en la línea de fuego: violencia y riesgo: desafíos para la práctica psicoanalítica

Amalia Socci1

Resumen

La autora propone algunas observaciones sobre temas de actualidad: casi tres años de pandemia, la incursión de Rusia sobre Ucrania con graves consecuencias socio políticas y económicas para el mundo. Plantea la pregunta: ¿Qué hemos hecho los psicoanalistas frente a la realidad fáctica y los pacientes que sienten que han perdido su futuro y para quienes el presente resulta angustiante e incierto? La práctica del psicoanálisis tuvo que recurrir a innovaciones en el método. Se plantea el tema del vivir en riesgo, la violencia y, fundamentalmente, del desamparo. En lo individual, y en cada proceso analítico, se enfrenta el trauma colectivo acorde al propio narcisismo y con las huellas del vínculo con el objeto. Se plantea discriminar qué pertenece a la temporalidad de la realidad fáctica y qué, a la temporalidad pulsional del paciente, y por lo tanto a su subjetividad y a su realidad psíquica. ¿Es la cultura la que marca la línea de fuego en la que nos encontramos nosotros y el planeta? ¿Puede el ser humano prescindir de su “impulso” a la destructividad?La cultura contemporánea en la que se superponen lenguajes, tiempos y proyectos tiene una trama plural con múltiples ejes problemáticos. ¿El vivir en riesgo estaría relacionado con la pulsión de muerte o podría ser ponerse del lado de Eros para contrarrestar la inacción que produce la depresión o el miedo?

Victor Hugo, en uno de los poemas de Cantos del crepúsculo (1835) se preguntaba:“¿De qué estará hecho el mañana?”. J. Derrida y Elizabeth Roudinesco en 2001 publican su libro titulado Y mañana, qué…

Esta pregunta se ha repetido varias veces sobre todo a partir de la pandemia de Covid-19 desde comienzos de 2020. Pero si miramos el pasado y el presente, verificamos que esta pregunta está desde hace muchos años. Son varias las causas que la motivan: el problema del calentamiento global, las sociedades industriales que producen polución y degradación de la naturaleza, y la no respuesta de los países. Por un lado, promesas como la de Australia, que manifiesta que allí habrá polución cero en 2050. Por otro, China manifiesta que continuará utilizando hidrocarburos, países exportadores de petróleo aumentaron su producción, lo mismo respecto del gas.

Sabemos que son numerosas las publicaciones acerca de la pandemia. ¿Qué hacemos los psicoanalistas frente a la realidad fáctica y los pacientes que sienten que han perdido su futuro y que el presente es angustiante y aciago? También mucho se ha dicho sobre la depresión que aqueja a numerosas personas desde mucho tiempo antes de la pandemia, habiéndose incrementado en estas circunstancias. 

En el presente se observan fenómenos migratorios, ya sea por cuestiones climáticas o, fundamentalmente, por problemas laborales y socio económicos. Estas distopías requieren el intercambio con otras disciplinas enriqueciendo nuestro saber, y la posibilidad de pensar más allá de una ortodoxia que limita nuestra práctica, sobre todo en contextos alejados del consultorio.

En lo individual y en cada proceso analítico se enfrenta el trauma colectivo en relación con el propio narcisismo y según las huellas del vínculo con el objeto. Y aquí se requiere discriminar qué pertenece a la temporalidad de la realidad y qué, a la temporalidad pulsional del paciente, y por lo tanto a su subjetividad y a su realidad psíquica.

¿Es posible que sea la cultura la que marca la línea de fuego en la que nos encontramos nosotros y el planeta?

Trataré, en función de la brevedad, de definir qué entendemos por cultura. “En su sentido etnográfico es ese todo complejo que comprende conocimientos, creencias, arte, moral, derechos, costumbres y cualesquiera otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre en tanto que miembro de la sociedad” (Barrera Luna, R., 2013). Se puede poner de relieve que hay múltiples culturas, cuyo denominador común es que la humanidad es un ente cultural. Se ha planteado que ninguna explicación de base genética, biológica, puede explicar el diferente desarrollo de mitos, leyendas, creencias, ritos que forman parte de la riqueza de cada cultura. Sin embargo, desde el psicoanálisis, a partir del planteo de la segunda dualidad pulsional propuesta por Freud, Eros y Tánatos, se alude al modo como el ser humano no puede prescindir de su impulso a la destructividad (Sebald, 2003).

En este sentido, sabemos que los riesgos por la crisis ambiental ya se han anunciado reiteradamente. Hace 50 años se hizo la primera reunión de la ONU en Estocolmo por el cambio climático. En el año 2022 se realiza la “IX Cumbre de las Américas” por el medio ambiente. Por otro lado, en cuanto a la guerra, ya en 1932 Einstein preguntó a Freud en una carta: “¿Hay algún camino para evitar a la humanidad los estragos de la guerra? Es bien sabido que, con el avance de la ciencia moderna, este ha pasado a ser un asunto de vida o muerte para la civilización tal cual la conocemos; pese al empeño que se ha puesto, todo intento de darle solución ha terminado en un lamentable fracaso”.

Podemos cuestionar las tradicionales distinciones arte/ciencias, incluyendo las dimensiones estético-creativas de la experiencia y del conocimiento. La cultura contemporánea en la que se superponen lenguajes, tiempos y proyectos tiene una trama plural con múltiples ejes problemáticos. Podemos pensar que uno de ellos es la política, entendiendo por ella la ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los Estados. Y aquí se presentan los problemas relacionados con inclusión vs. exclusión.

Somos observadores de una conciencia creciente de la discontinuidad, de la no linealidad, de las diferencias y la necesidad del diálogo como dimensiones operativas de la construcción de las realidades que vivimos. En las indagaciones psicoanalíticas están presentes un conjunto de factores culturales a veces muy visibles, tales como los que se refieren al género, y otros no tanto, entre los cuales se cuentan las prácticas discursivas y los procesos comunicacionales. La creencia de que el lenguaje existe y puede ser considerado como puramente instrumental, claro y no ambiguo, que puede comunicar al mundo lo que quien habla o escribe intenta decir, ha sido cuestionada. Existe un cuerpo de trabajos que exploran cómo la comunicación, las metáforas, los patrones narrativos, las estructuras retóricas, la sintaxis, los campos semánticos afectan el discurso científico y el pensamiento, incluyendo por supuesto el discurso psicoanalítico. El discurso, la comunicación, las prácticas sociales, el lenguaje no son instrumentos pasivos sino una construcción activa. Como ejemplos, en 1963 Wittgenstein escribió sobre los juegos del lenguaje o Thomas Kuhn en 1970 sobre los paradigmas científicos o Derrida sobre el deconstructivismo. Son múltiples las disciplinas que cuestionan la noción del lenguaje como reflejo de la realidad y la representación como base del conocimiento.Como psicoanalistas nos enfrentamos a: realidad fáctica-realidad psíquica. Representado-no representado (hablamos de cultura en la subjetividad). Subjetivo es lo relativo al pensar o sentir de un sujeto, y no al objeto en sí mismo. Subjetividad es un concepto que sintetiza la idea de que la naturaleza o el mundo, y nuestra forma de sentirlo dentro del espacio social, están constituidos esencialmente por las opiniones, saberes y creencias de los sujetos.

La violencia cultural y la violencia sobre la subjetividad

En situaciones de crisis se intenta volver al pasado: lo que constituía un tejido de supersticiones se torna un recurso, y así reaparecen o se acentúan fenómenos como el integrismo, el fundamentalismo, los nacionalismos. ¿Pero cuánto tiempo hace que el mundo está en crisis? Sabemos de la existencia de los talibanes, los kamikazes, los suicidas musulmanes fundamentalistas, las agrupaciones guerrilleras en Latinoamérica. De estos ejemplos han llegado a nuestro consultorio víctimas de actos de terrorismo y familiares.

Es frecuente la consulta a los especialistas de niños y adolescentes por casos de bullyng. También lo son las consultas de familia y pareja por casos de violencia en familias disfuncionales, y la violencia de género.

La incertidumbre respecto del porvenir da lugar a que los agentes benéficos del progreso (como la ciencia, la tecnología) resulten profundamente ambivalentes. En estos momentos no podemos negar la imbricación ineludible entre ciencia y política. En distintas sociedades se habla constantemente de “la grieta”. Pero esta no es simplemente una cuestión ideológica, de derechas o izquierdas. El sujeto humano se ve a sí mismo, y sin establecer clara frontera entre estratos sociales, como un ser desamparado. ¿Qué hacemos frente a la violencia emergente de este desamparo?

Me llamó la atención en el tiempo de más de dos años que duró la pandemia, el modo en que algunos pacientes se veían obligados a intentar una nueva comprensión de sí mismos y de su entorno, al tiempo que aparecían nuevos cuestionamientos acerca de la dinámica familiar. Lo que hasta ese momento resultaba evidente requería una redefinición: ¿alguien tenía derecho a atribuirse de manera singular el “papel de víctima” de las circunstancias? Examinamos antiguas interpretaciones a la luz de la nueva realidad fáctica compartida por la familia luego de permanecer todo el día juntos, a diferencia de lo que era habitual cuando cada uno se ausentaba para realizar sus actividades reuniéndose brevemente a la mañana y a la noche. La posibilidad de continuar el análisis durante el aislamiento posibilitó ahondar en las auténticas circunstancias que los rodeaban, especialmente al haber transcurrido más de un año de restricciones e intentando prevenir el contagio del virus. Consideremos la importancia que se atribuyó al riesgo de enfermedad y a la distancia corporal durante la pandemia: cerca-lejos. Lo que es importante para el psiquismo en el desarrollo, la proximidad, el contacto, de pronto fue lo peligroso, lo que hay que eludir.

Esto me permite adentrarme en un tema muy ligado a la violencia, que es el vivir en riesgo. Anne Dufourmantel tituló uno de sus libros Elogio del riesgo. El primer capítulo se titula “Arriesgar la vida”. Dato llamativo es que esta autora murió ahogada al intentar, y lograr, salvar a un niño al que vio ahogándose. Negación, omnipotencia, ya hemos escuchado mucho de esto. David Le Breton, en su libro Conductas de riesgo. De los juegos de la muerte a los juegos de la vida, incursiona en lo que él mismo resume en una frase: “Pensar el cuerpo es pensar el mundo”. En sentido inverso se podría pensar de qué modo en  esta particular circunstancia que asola al mundo, la incursión de Rusia a Ucrania con objetivos de usurpación de territorio, la relación cuerpo-individuo-sociedad se halla involucrada. La dialéctica entre aceptar-negar la realidad pone a la subjetividad permanentemente en juego y en riesgo. 

¿Pensamos el riesgo a partir de la vida o a partir de la muerte? La pregunta pretende cuestionar si el vivir en riesgo estaría relacionado con la pulsión de muerte o podría ponerse del lado de Eros para contrarrestar la inacción que produce la depresión o el miedo.

Para responderlo importa tomar en cuenta la oculta dimensión subjetiva de lo objetivo, la dimensión racional de lo afectivo y las dimensiones afectivas de lo racional. John Donne, poeta del siglo XVII, escribió en 1634: “Ningún hombre es una isla entera por sí mismo. Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo”. La posmodernidad dibuja sociedades que tienen más que ver con archipiélagos que con tierra firme. El perfil más frecuente de los habitantes de las ciudades avanzadas está impregnado de soledad. En el año 2018 el Reino Unido creó la secretaría de la soledad. En marzo de 2021 Japón creó el ministerio de la soledad. Berlín ha sido declarada la capital de la soledad. El enfoque del psicoanálisis sobre lo subjetivo, y sobre el tratamiento individual, ¿promueve o acentúa la soledad y el desamparo?

Los dos principales productos colaterales que ha generado el actual desarrollo de la inteligencia artificial son las tecnologías gemelas de la realidad virtual y la robótica. Las generaciones más jóvenes tienen más dependencia de la tecnología. A nuestro alcance y como prueba más directa, si a Google le preguntamos: “¿Me querés?”, responderá. Si se le dice: “Estoy enojado, ¿puedes ayudarme?”, contesta: “Puedo contarte un chiste”, y lo cuenta.

En cuanto a la comunicación en las redes sociales, quisiera hacer apenas una mención del fenómeno que se ha denominado cultura de la cancelación, y su efectividad multiplicada por el uso de la tecnología. Su nombre viene de su original en inglés  “cancel culture”. Es un neologismo que designa a un cierto fenómeno extendido de retirar el apoyo, ya sea moral, financiero, digital e incluso social a aquellas personas u organizaciones que se consideran inadmisibles, ello como consecuencia de determinados comentarios o acciones, independientemente de la veracidad o falsedad de estos, o porque esas personas, instituciones o partidos políticos transgreden expectativas que había sobre ellos.

Sabemos que identificar a un ser como semejante a nosotros implica que cada uno deba situarse, definirse. La negación de las similitudes es imprescindible para la cancelación. Las similitudes resultan inquietantes, pues presentan al individuo el espejo de lo que él es, de sus pequeñeces, sus mezquindades, sus carencias, de su violencia mortífera. Lo más semejante resulta lo más peligroso, así es que se debe alejarlo o, mejor aún, anularlo. La cancelación opera como línea de frontera con miradores, y no como lugar de intercambio. El riesgo es que despedacen nuestros ideales, nuestros narcisismos, nuestra enfermedad de idealidad.

En esta época observamos un déficit de ideales y de interdicciones estructurantes, capaces de promover el establecimiento de señales identificatorias ciertas. El desamparo, la pobreza extrema, la inseguridad, marcan la búsqueda del redentor, el líder, y se promueve la idolización. Los nuevos ídolos sagrados propuestos, la tecnología y el dinero, promueven un mundo carente de sentido o cuyo sentido es excluido poco a poco. Una sociedad movida por la racionalidad instrumental, cuya pregunta prínceps es ¿cómo?, y no la racionalidad de los fines, ¿por qué o para qué? Queda así en el primer plano de la escena el primado de lo económico, todo se compra, todo se vende. En tales condiciones se amplifica la lucha de todos contra todos: de las organizaciones políticas, de los individuos entre sí que deben ser ganadores. Si resultan “perdedores”, estarán condenados a ser eliminados y no tener lugar en la sociedad, como lo muestran crudamente series tales como El juego del calamar, que tuvo gran éxito.

Los ideales y las interdicciones estructurales son indispensables. Un individuo sin un Superyó bien estructurado, sin Ideal del Yo, difícilmente establezca la diferencia entre el bien y el mal, entre lo prohibido y lo permitido. Nos encontramos con el Self grandioso descripto por Kohut o de la omnipotencia vs. la impotencia. Se nos presenta una violencia estructurada desde un sistema social que la promueve.

“El formidable poder que la ciencia permite poner en práctica en diversos dominios deberá tener en cuenta el efecto psíquico que es susceptible de ejercer sobre los hombres”.

Michel Foucault

1 socciamalia@gmail.com. Miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

Descriptores: CULTURA /  CRISIS / MEDIO AMBIENTE / LENGUAJE /  SUBJETIVIDAD /  VIOLENCIA /  SOLEDAD / TECNOLOGÍA / IDEALES 

Candidatos a descriptores: PANDEMIA / AISLAMIENTO SOCIAL / REDES SOCIALES


Abstract

Culture in the line of fire: violence and risk. Challenges for psychoanalytic practice

Some observations are made on current issues: almost three years of pandemic and Russia’s incursion over Ukraine, with serious socio-political and economic consequences for the world. The question is posed: What have we psychoanalysts done in the face of factual reality and patients who feel they have lost their future, and for whom the present is distressing and uncertain? The practice of psychoanalysis had to resort to innovations in method. The issue of living in situations of risk, violence and, fundamentally, helplessness is raised. Individually, and in each analytical process, the collective trauma is confronted according to the patient’s narcissism and the traces of his or her object bonds. It is proposed to discriminate what belongs to the temporality of factual reality and what to the temporality of patients’ drives, and therefore to their subjectivity and psychic reality. Is it the culture that marks the line of fire on which we and the planet find ourselves? Can the human being dispense with his “impulse to destructiveness”? Contemporary culture, in which languages, times and projects are superimposed, has a plural plot with multiple problematic axes. Is the fact of living in risk related to the death drive, or is it possible to take the side of Eros to counteract the inaction generated by depression or fear?


Resumo

A cultura na linha de fogo: violência e risco: desafios para a prática   

A autora propõe algumas observações sobre temas da atualidade: quase três anos de pandemia, a incursão da Rússia sobre a Ucrânia com graves consequências sócio-políticas e econômicas para o mundo. Lança essa pergunta: O que nós, psicanalistas, fizemos diante da realidade fática e dos pacientes que sentem que perderam o seu futuro e para quem o presente é angustiante e incerto? A prática da psicanálise teve que recorrer a inovações no método. Apresenta-se o tema de viver em risco, da violência e, fundamentalmente, do desamparo. No individual, e em cada processo analítico, enfrenta-se o trauma coletivo de acordo ao próprio narcisismo e às marcas do vínculo com o objeto. Propõe-se discriminar o que pertence à temporalidade da realidade fática e o que à temporalidade pulsional do paciente, e, portanto, a sua subjetividade e a sua realidade psíquica. É a cultura que marca a linha de fogo na qual nós nos encontramos e o planeta? Pode o ser humano prescindir do seu “impulso” à destrutividade? A cultura contemporânea, na qual se superpõem linguagens, tempos e projetos tem uma trama plural com múltiplos eixos problemáticos. Viver com risco estaria relacionado com a pulsão de morte ou poderia ser posto do lado de Eros para contrabalançar a inação que produz a depressão ou o medo?


BIBLIOGRAFÍA

Ávila-Fuenmayor, F. (2006). El concepto de poder en Michel Foucault. Telos, 8 (2), 215-234.
Baranger, W. y M. (1969). Problemas del campo psiconaalítico. Buenos Aires, Argentina: Kargieman.
Baudrillard, J. & Morin, E. (2003). La violencia del mundo. Buenos Aires, Argentina: Libros del Zorzal, 
Barrera Luna, R. (2013). El concepto de la cultura: definiciones, debates y usos sociales. Revista  de Clases Historia. Publicación. Historia y Ciencias Sociales, N.º 2 (febrero) Artículo N.º 343.
Braunstein, N. (2001). El psicoanálisis y la guerra. En Por el camino de Freud. Ciudad de Méxixo, México: Siglo XXI.
Derrida, J. & Roudinesco, E. (2003). Y mañana qué… España: Fondo de  Cultura Económica, Colección Filosofía.
Dufourmantelle, A. (2015). Elogio del riesgo. Paradiso Editores.
Freud, S. Psicología de las masas y análisis del yo.En J. L. Etcheverry (Trad.), Obras completas (Vol. 18). Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.
Freud,S. (1923). El Yo y el Ello. En J. L. Etcheverry (Trad.), Obras completas (Vol. 19, cap. 2). Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.
Freud, S. (1925). La negación. En J. L. Etcheverry (Trad.), Obras completas (Vol. 19). Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.
Freud, S. (1933 [1932]). ¿Por qué la guerra? En J. L. Etcheverry (Trad.), Obras completas (Vol. 22). Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.
Gómez, F. M. (Comp.) (2019). Percepción y sueños. Perspectivas actuales. Buenos Aires, Argentina: APA Editorial.
Green, A. (1993). El inconsciente y la ciencia. En Desconocimiento del inconsciente. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.
Lyotard, F. (1979). La condición posmoderna. Madrid, España: Planeta.
Sebald, W. G. (2003). Sobre la historia natural de la destrucción. Barcelona, España: Anagrama.
Socci, A. (1992). Aprendiendo con los pacientes. Revista de Psicoanálisis, 49 (02).
Socci,  A. & Rosas de Salas, C. (1998). Un particular vasallaje del Yo. Revista de Psicoaálisis, 55 (04).
Socci, A. (2016). Las guerras y el poder. Revista de Psicoanálisis,73 (23).Van Dijk, T. (2000). El discurso como interacción social. Barcelona, España: Gedisa.