
Jacques Bedel1. Semblanza y entrevista
Por el Comité Editor de la Revista de psicoanálisis
Alejandra Vertzner Marucco (directora)
Beatriz Agrest, Catalina Martino, Silvia Soriano, Margarita Szlak (Encargadas de la sección “La portada y el artista”)
Jacques Bedel tuvo la generosidad de cedernos su obra Aproximación al mal2 como imagen de portada de este número de la Revista. Otras importantes obras de su autoría nos permiten introducir las secciones en el interior del volumen. Agradecemos también al artista y a su esposa, Florence Baranger, que nos hayan brindado su hospitalidad invitando al Comité Editor de la Revista y a la presidente de APA, Gabriela Goldstein, a su casa-taller para realizar esta entrevista.
Recorriendo la obra de este prestigioso artista visual, escultor, pintor, fotógrafo y arquitecto, ganador de gran cantidad de premios nacionales e internacionales, encontramos muchos puntos de contacto entre los núcleos temáticos que él recorre, las redes de ideas que articula, y el título que nos convoca. Cien años después de Psicología de las masas y análisis del Yo, la obra de Bedel, con sus juegos de sombras, luces y brillos, nos pareció particularmente sugerente. ¿Ilusiones hipnóticas? La potencia de las investigaciones estéticas e interrogaciones éticas de Jacques Bedel nos impulsó con idéntica fuerza a entrar y salir del espejismo: caer en la ilusión y a la vez desatar el hechizo. Así exhibe “lo que debe verse y lo que no debe verse” (obra: Aproximación al mal, 2011). Explotando las cualidades del plástico el artista nos ofrece “el eterno juego de las luces y las sombras: las luces que develan, los brillos que enceguecen, las sombras que confunden” (Aproximaciones, 2008). Hace un elogio de la sombra. Investiga sobre la incidencia de la luz en sus trabajos y realiza cuadros con imágenes que aparecen o desaparecen según la posición del observador. Su paradoja consiste en que dos personas que están mirando la obra simultáneamente perciben –o no– la imagen oculta en el cuadro. Investiga materiales, minerales, que reflejan, absorben o polarizan la luz y generan percepciones totalmente distintas según el ángulo de observación (serie: Singularitas). También incita a la sorpresa en sus obras de “desmaterialización”: según el ángulo de visión, las obras realizadas en chapa de acero microperforada pueden parecer sólidas o transparentes (obra: Objeto paradojal, 1970).
El centenario texto de Freud que hoy revisitamos se ocupó de desentrañar la psicología de las masas y su relación con el poder: esa masa voluble y excitable que puede obedecer, según las circunstancias, a los impulsos más nobles o más crueles, más heroicos o más cobardes. La obra de Bedel, por su parte, refleja a lo largo de cuarenta años (1973-2013) “las tensiones políticas y sociales, los crímenes de una época (obras 1973: serie de los Crímenes políticos, el Monumento al prisionero político y Los desastres de la guerra. Con La vuelta al hogar y La sentencia, la figura humana inerte pero aún presente en los Crímenes, desaparece y queda representada por su ropaje vacío). En 1994, con la creación de la obra Los dueños del mundo, Bedel vuelve a cuestionar el poder y las jerarquías”.
Volviendo a Freud (1921, p. 91) y a nuestro título, sin dudas el presente actualiza imágenes de pánico. La humanidad se conmueve por la pandemia de coronavirus, la guerra, la tragedia de los migrantes que huyen de la destrucción, entre otros horrores. Freud advertía sobre los riesgos de que en la masa presa del pánico cesaran los lazos libidinosos recíprocos, liberando una angustia enorme y sin sentido que rebasa toda medida. Otra vez entonces hallamos una resonancia en la obra de Bedel. Jorge López Anaya, en su Historia del arte argentino, señala que la obra de Bedel refiere el proceso irreversible y destructivo del tiempo y de la catástrofe. El artista ya en 1976 comienza sus trabajos sobre la antinomia entre el bien y el mal con Eros y Tánatos. En 2002 la idea de la amenaza latente en forma de espejismo que no llega a concretarse queda representada en su obra El desierto de los tártaros. En 2004, incorpora obras a la serie Aproximación al mal. En 2005, El árbol de la ciencia del bien y del mal, basada en la inconmensurable energía liberada por las reacciones nucleares, da origen a la serie de Las mil y una noches. En 2006 crea una nueva serie, Aproximaciones al mal. Imágenes de virus, bacterias y microorganismos varios “ocultos” en el plástico “se revelan al espectador gracias a la sombra que proyectan sobre la pared al ser iluminadas”. En 2007 crea esta obra, Aproximación al mal, una de sus obras realizadas con bolsas de residuos, que es la que honra nuestra tapa.
Alejandra Vertzner Marucco: Hay una referencia a Dios, la ausencia de Dios, o la ilusión de Dios, a lo largo de toda tu obra. ¿Podrías hablarnos acerca de este tema que aparece de manera recurrente?
Jacques Bedel: Tras cincuenta años de ser creyente tuve una “contra epifanía” y me convertí en ateo. Por ahora, para mí, Dios no existe. Nosotros hemos inventado algo que responda a esa incógnita, y a mí lo que se ha inventado no me satisface para nada. Ni siquiera yo puedo inventarme una respuesta, o sea que forma parte de la gran aventura de la vida, de la incógnita.
AVM: Dijiste que “el arte es el único espacio de libertad plena, el espacio por excelencia”. ¿Qué más nos podrías decir acerca de qué es el arte para vos?
JB: El horizonte es la única recta de la naturaleza y, como tal, lo peor de todo es que no existe. Nunca se llega al horizonte. No es una incógnita porque el horizonte está. Debe ser la misma ilusión que tiene el hámster en la rueda. El arte es lo que es inasible. El arte como arte, como expresión de la inteligencia de la especie, es justamente la inutilidad y, a su vez, la capacidad de disparar una serie de emociones, o de incógnitas. El artista que logra su cometido es el que consigue hacer que el espectador se quede pensando. Su percepción en ese rango de cosas va a ser distinta. Y, en general, las obras que lo logran pertenecen a la mitad del siglo XIX hacia adelante. Cualquier gran artista anterior, en este momento sería considerado un artesano. Pintar bien a la Madonna del Lirio hoy a nadie le interesa, porque hoy se consigue la imagen con cualquier cámara. El paradigma cambió totalmente.
Gabriela Goldstein: Yo miraba mientras hablabas el vértigo que me produce la obra esta que está sobre la mesa.
JB: (Quita la esfera del lado de uno de los lados de la pirámide que está sobre la mesa y la apoya justo en el vértice de la mesa, ubicando su eje en el borde de la mesa).
GG: Yo pensaba en la incógnita de algunas situaciones que provoca el arte. Es ese punto de vértigo…
JB: La obra no es la esfera sino el lugar donde está puesta. (Bedel desplaza otra gran esfera que está en el centro de su base y la deja justo en el borde, con media esfera en el aire). ¡Este no es su lugar! Si la muevo veinte centímetros, lo que se cae es la estabilidad del que la mira. Produce un efecto que no es el correcto. La esfera sigue siendo la misma. Tiene un contrapeso móvil. Yo la puse al borde y genera un vértigo impresionante, aunque no haya cambiado nada; la esfera sigue siendo la misma. (Mueve otra esfera al borde de otra mesa). Cuando se ubica en el borde, la esfera ya no es la que era. Es una ilusión.
AVM: Da la impresión de que te caés junto con eso.
GG: Es como una especie de “imposible”. Como si uno pensara “esto en la realidad no puede pasar”.
AVM: Otro tema que evocan los cien años de la Psicología de las masas es el tema del poder.
GG: Aquí atrás tenemos a tus senadores.
JB: Sí, podrían representar al Congreso de la Nación, esla misma patota de siempre. Todos tienen caras siniestras, innobles o desagradables, porque representan a las mafias que manejan el mundo. Esta obra se llama Los dueños del mundo. Lo que alude al símbolo del poder es el drapeado, porque pueden ser emperadores, cardenales, papas. El drapeado siempre implica un exceso de tela, y eso es porque la tela era extremadamente cara. Que una reina o un rey pudiera arrastrar una cola de catorce metros de algo muy costoso y quería decir “yo puedo darme el lujo”. Pero la imagen puede representar a cualquier esquema piramidal de poder, que aborrezco, ya sean religiosos, militares, que no discuten las jerarquías. Son las castas que considero abyectas.
GG: También vemos ahí figuras que parecen tótems, y allí dos esculturas como unos cascos.
JB: Son obras de una serie llamada Los príncipes australes, de la época de las Malvinas. Corresponden al casco de un hombre muy alto; si se fijan en el diámetro de la cabeza, corresponde a un gigante de unos dos metros y medio de altura.
GG: Permite pensar en el tema del poder y las masas.
AVM: Estos ejercen un efecto de fascinación diferente a lo que hablábamos antes. Una cosa es despertar la ilusión de la obra de arte que te sobresalta con el vértigo, y otra cosa es ese poder de los dueños del mundo o los gigantes, que en cierto modo fascina.
Mientras esas dan una imagen de poder, esas otras –que parecen cabezas en picas– dan imagen de ser víctimas del poder.
Margarita Szlak: Una de las grandes quejas de los jóvenes es que estamos arruinando el mundo con la basura que estamos produciendo.
JB: (Señala un cuadro detrás de él). Esto es basura. Recontra basura. Estos cuadros son de polietileno, que es el polímero más simple de todos, y es el que no se deshace. Es muy arisco. No hay ningún adhesivo capaz de pegar el polietileno, lo cual es un problema porque solo se puede lograr con calor, o sea que es un desafío trabajarlo. Pero tiene esa connotación… El polietileno es el plástico más usado. No se qué sería de la humanidad sin el polietileno, lo que pasa es que una vez que se usa uno tendría que saber qué se hace con él. Lo usamos para juntar la basura. La basura se degrada y su contenedor no.
Otra vez la ilusión. Vemos la obra Objeto paradojal. Mediante la utilización de chapa de acero microperforada, se representa un proceso de desmaterialización. Según el ángulo de visión esta y otras obras realizadas en este material pueden parecer sólidas o transparentes.
Recorremos su casa-taller. Vemos una enorme cantidad de obras, realizadas muchas de ellas con polietileno. En las paredes del amplio comedor se ve la obra Deus ex machina.
Nos muestra su inmensa biblioteca repleta de volúmenes y textos en primeras ediciones. Señala las distintas secciones, colecciones, que están ordenadas por zonas que describe con entusiasmo: la sección de filosofía, la de arte, la de religión, la de historia, de arqueología y ciencia.
JB: Todo esto te lleva a no creer en nada: acá están los Evangelios, la Torá, el Corán, todos con textos transliterados. Hay varios libros sobre la Kabalá. Hay varios en hebreo, aunque no sé hebreo.
GG: Es muy importante resaltar todo el trabajo que hiciste en el CAyC, Centro de Arte y Comunicación. Era un centro experimental del cual ahora se hizo una muestra antológica. A fines de los años sesenta irrumpió en la escena de Buenos Aires con el objetivo de impulsar relaciones interdisciplinarias entre prácticas artísticas, medios tecnológicos y el contexto social. El CAyC se convirtió en un centro internacional de la cultura y el arte pop, y creó el famoso Museo de Arquitectura.
JB: Hubo una exposición que estuvo en Chile, que estuvo expuesta recientemente acá.
Un verano, Glusberg invitó a David Cooper, creador de la antipsiquiatría, a dar una serie de conferencias. Fue en esa época que se fundó el CAyC. Fue la excusa para que Glusberg inventara este grupo de vanguardia en el mundo. Del grupo original que precedió al CAyC solo quedamos vivos Leopoldo Maler, Luis Pazos y yo. En el grupo del CAyC éramos diez integrantes: Víctor Grippo, Luis Fernando Benedit, Alfredo Portillos, Clorindo Testa, Jorge Glusberg, Jorge González Mir y yo. Yo me peleaba todos los días con Glusberg por diversas razones, pero llegábamos luego a un buen resultado final.
GG: También hiciste la remodelación del Centro Cultural Recoleta con Clorindo Testa y Luis Benedit.
JB: Habíamos ganado la bienal de San Pablo como artistas y como además éramos arquitectos, resultamos idóneos para llevar adelante ese proyecto.
Observamos en la biblioteca una obra que se llama Las ciudades de plata, realizada en aluminio. Si uno se para a la derecha, no hay reflejos, pero cuando se la mira desde la izquierda aparecen los reflejos plateados de la ciudad. De acuerdo con la posición del espectador el brillo se ve o no se ve. Esta obra refiere al deseo y la codicia de los conquistadores.
AVM: ¡Aparece otra vez el tema del espejismo y las ilusiones hipnóticas!
La biblioteca no solo contiene los miles de volúmenes. Hay fotos familiares, recuerdos. Hasta conocemos a su gato, que nos acompaña en la recorrida.
Otra vez el encuentro con los dueños del poder que reciben en el hall de entrada.
En otra sala, en la biblioteca aparentemente llena de libros, Jacques Bedel abre las diferentes solapas y se despliegan esculturas. Abre una caja y aparece una obra. Hay casi un centenar de esos libros-obra.
JB: Hay varias series de libros realizadas con diferentes materiales y recubrimientos: bronce, hierro o aluminio.
MS: ¿Son pesados, entonces?
JB: No, todo es una ilusión.
Sus últimos libros están realizados en policarbonato.
JB: Estas hojas se pueden sacar. Están sujetadas a presión en el lomo y se pueden sacar. Yo puedo poner esta hoja acá, esta acá (demuestra cómo las hojas son intercambiables). Las imágenes que son amorfas, como las nubes o las medusas, pueden ir de cualquier manera. Las palmeras no, porque deben estar hacia arriba. ¿Cuántas configuraciones se pueden crear con doce hojas y ocho posiciones por cada hoja? Diez a la vigésima potencia. La edad del universo es diez a la treceava potencia. Un diez seguido de trece ceros. Es decir, una aproximación al infinito.
Bedel llama nuestra atención sobre otra obra, señalando que en ese trabajo las hojas también son intercambiables, como en los anteriores. Un libro con un autorretrato fotográfico y otro de Florence en los que las imágenes de las páginas van del positivo al negativo.
Luego, nos muestra dos esculturas votivas sobre el escritorio.
JB: Son reproducciones de esculturas etruscas, de 700 años a. C. Eran los dioses tutelares de la domus, del hogar. Una está en el museo del Louvre y otra en uno en Volterra. Son tamaño natural. Hace 3.000 años que alguien hizo esto. Eran de distintos tamaños, estas son las más grandes que se han encontrado.
Luego nos conduce a otro gran salón donde están sus últimas obras, colgadas en las paredes. Están hechas con calor y presión sobre PVC y polietileno. Nos muestra los tubos en los que enrolla sus obras para enviarlas a las exposiciones. Nos cuenta que él hace todo en ese taller: la obra, los marcos, compra los materiales y almacena, hace los envases para transportar las obras.
Se despliegan obras y efectos de ilusión que nos entusiasman y fascinan.
Un cuadro con una docena de espejos parabólicos imantados sobre un plano metálico. El efecto se multiplica cuando el espectador puede mover los espejos a voluntad, ordenarlos como quiera. No solo se ve distinta la obra armada de ese modo. También el espectador se ve distinto porque se ve reflejado en ella de un modo diferente.
En el interior de una columna hueca, al acercarse o alejarse el observador, se descubre una escritura que se manifiesta según la incidencia de la luz. Se trata de un texto de la ciudad de Persépolis en escritura cuneiforme.
El mismo efecto sucede en un rollo de la serie Apocalipsis, en cuya tela puede leerse “Yo soy el Alpha y el Omega, el principio y el fin, el primero y elúltimo”, texto tomado del Evangelio según San Juan. Aquí Jacques Bedel nos aclara que en griego “apocalipsis” no quiere decir “catástrofe”, sino “revelación”. Eso resulta especialmente sugerente pensando en los tiempos que corren.
JB: Cuando uno se ubica paralelo al rayo de luz se revela el texto. O sea que resulta ser un apocalipsis del apocalipsis. Y estos rollos estuvieron en la Bienal de Venecia de 1999, o sea la teórica fecha del apocalipsis, que no ocurrió.
Bedel nos mostró sus mesas de trabajo, el prolijo orden en que guarda sus materiales, sus herramientas, su regla, su metro. Casi podemos verlo trabajar al recorrer junto a él ese reducto íntimo y maravilloso. Sin embargo, nos aclara que además de trabajar diariamente en su arte también hace casas, como arquitecto.
Finalmente, nos detenemos en su obra Paradise Lost (El paraíso perdido, en alusión al célebre poema de John Milton). Es una imagen de una manifestación en Plaza de Mayo en la que se ven los asistentes portando sus banderas de los movimientos sociales.
JB: El poema de Milton habla de la caída de los ángeles rebeldes. Todas estas banderas son como un aleteo de ángeles, que con su sombra generan una especie de gran caos visual.
Luego, nos muestra un gran espacio libre en la terraza de su casa. Da la impresión de que hay lugar y voluntad para multiplicar ese espacio en nuevas obras.
GG: Quiero agradecer la posibilidad de habitar todo este espacio con un artista, con su obra, y la hospitalidad que nos permitió recorrer y dejarnos impresionar por lo que nos pasa con la obra, con la palabra del artista, que nunca sabe bien del todo lo que va a provocar. La obra es soberana en ese sentido.
Respecto de la obra de tapa, Aproximación al mal, realizada en 2007, Laura Feinsilber relata: “Está compuesta de placas con colores netos que revelan desplazamientos acuosos y también aquellas en las que utiliza bolsas negras de residuos plegadas y telas iridiscentes, aguas quietas, densas, presagian la tormenta que se desatará, así como la ola devoradora que arrasará con lo que queda de la naturaleza. Obras perturbadoras por su imagen y cromatismo, ‘a feeling of awe’, nada mejor que esta expresión inglesa para definir esta sensación de temor reverente y también de pavor ante la destrucción que el hombre se inflige de manera inexorable” .
Con esta visita Jacques Bedel y Florence Baranger nos han concedido un enorme privilegio que quisimos poder compartir con los lectores de la Revista de Psicoanálisis. Quienes visiten la web de la Revista podrán acceder a recorrer junto a nosotros la casa, la obra y parte del diálogo, a través del video de esta entrevista. Creo que de este modo podremos compartir un inmenso placer estético y, además, el compromiso ético que el arte y el psicoanálisis asumen frente a su tiempo y sus congéneres. ¡Muchas gracias!
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1 www.jacquesbedel.com y Florence Baranger +54 9 11 4178 6622.
2 Aproximación al mal, 2007, polietileno y PVC, 200 x 200 cm (crédito fotográfico: Fabián Cañás).
Descriptores: ENTREVISTA / ARTE / EL MAL / DIOS / ILUSIÓN / PODER / CREACIÓN
Candidato a descriptor: OBRA DE ARTE