Homenaje a Héctor Juan Fiorini
Abel Fainstein1
Agradezco a la Revista de Psicoanálisis la invitación a escribir un homenaje a Héctor.
No es fácil homenajear a un amigo querido fallecido hace muy poco tiempo. Me ofrece sin embargo la posibilidad de atenuar el impacto de su pérdida al compartir mi sentir con quienes lo conocieron, lo trataron, le tenían cariño y, por qué no, con quienes no lo conocieron personalmente pero seguramente leyeron su producción y aun con los que, más jóvenes, no lo conocieron pero quizá se sientan interesados ahora por acceder a su creatividad.
Tuvimos, junto con Aída, la oportunidad de conocerlo personalmente a través de nuestra relación con Leticia, nuestra querida amiga y su compañera de vida. No tardamos en establecer una cariñosa amistad con frecuentes almuerzos dominicales en La Biela y sobre todo con viajes y vacaciones juntos en distintas partes del país y por el mundo. San Martín de los Andes, Bariloche, Villa Pehuenia, Salta, Jujuy, Mendoza y tantos lugares más allá de nuestras fronteras. Nos recordábamos frecuentemente detalles de alguno de ellos. Solo a manera de ejemplo transcribo su mensaje de WhatsApp muchos años después de estar juntos en Salta: “Abel, nuestros viajes siguen vivos, mandé a unos colegas a la Casa del Molino y quedaron encantados”.
Si los viajes y vacaciones son una buena manera de poner a prueba una amistad, el haberlo hecho tantas veces nos permitió conocer su cariñosa cordialidad, su placer en viajar, en conversar, en leer, en escuchar música, en deleitarse con paisajes y museos. El “aire fresco” que gustaba disfrutar nos hizo recordarlo graciosamente en uno de los últimos viajes al ver esa leyenda en un paisaje de Asturias. Una España que lo recibió por varias décadas con sus enseñanzas en las universidades y grupos de colegas de Sevilla, Salamanca, Murcia y Complutense de Madrid, Vitoria, San Sebastián, Canarias, Barcelona, a la que gustaba volver cada vez con renovado entusiasmo y donde tenía queridos amigos. Se sumaban, entre otras a Montevideo, Rio, San Pablo, Bahía y universidades católicas de Porto Alegre en Brasil y Santiago de Chile, Verona en Italia, Universidad de Aalborg en el norte de Dinamarca, y el Instituto de Psicoanálisis de Nueva York. También a Córdoba, Neuquén, Tucumán y tantos otros centros de nuestro país en donde fue profesor: en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires además de la Universidad del Salvador y el Centro de Estudios en Psicoterapia del que fue fundador.
Cabe destacar en varios de esos lugares su trabajo con musicoterapeutas, asistentes sociales y terapistas ocupacionales que se interesaban en susideas sobre el proceso creativo y las posibilidades terapéuticas más allá de la palabra.
Era fácil sentir el cariño por su familia, Leticia, sus hijas, sus nietos. También su alma boquense.
Compartimos el placer por la música. Le gustaba y me hizo descubrir la obra de Franz Benda y Antonin Reicha, sus hermosas obras para vientos. Era un asiduo escucha de nuestro grupo virtual Solo Música, donde participaba activamente con sus comentarios. Solo a manera de ejemplo, y sabiendo que gustábamos ambos de Cecilia Bartoli, escribió allí: “La fuerza que suman su voz y el poema, la máscara que imprime a su rostro, las transiciones entre graves y agudos, su dramatismo, aparecen como revelaciones”. “La fuerza de Cecilia viene de muy hondo y tan hondo llega”.
Héctor egresó de la Universidad de Buenos Aires como médico y luego como psiquiatra. Se analizó con Jaime Schust y luego, como parte de su formación psicoanalítica en la APA, con Emilio Rodrigué. Hizo supervisiones y seminarios con Marie Langer, José Bleger, David Liberman, Luis Storni, Fanny Schutt, Elizabeth Tabak, Giuliana Smolenskyy estudios de la obra de Lacan con Guillermo Maci. Su formación en psiquiatría fue con Mauricio Goldenberg, integrando el servicio de Psicopatología del Policlínico de Lanús del que fue miembro del Staff Directivo, jefe de la Sección Psicoterapias y subjefe de Sala de Internación. Recientemente fue reconocido como miembro de Honor APSA, Asociación Psiquiatras de la República Argentina, de la que era director del Curso Superior de Psicoterapias Dinámicas en el Instituto Superior de Formación de Posgrado. Juan José Stagnaro escribió en su recordatorio que, entre muchas otras virtudes, Héctor “fue un máximo exponente de la tarea como psicoterapeuta en el ejercicio de la práctica de los psiquiatras”.
En 1973, y con menos de 30 años, escribió su primer libro, Teoría y técnicade psicoterapias. Muchos lo hemos leído por aquellos años en que fue pionero en ese tema, y ha devenido un clásico que lleva más de cincuentaediciones entre español y portugués. Solía contar que algunos le preguntaban si era el hijo del autor de ese libro, extrañados por el tiempo que había pasado desde que lo leyeron y estudiaron por primera vez.
Tuvo su origen en la experiencia de psicoterapia focal breve realizada por tiempo limitado y con orientación psicoanalítica en el hospital de Lanús. Cuenta Héctor: “[…] pero cuando voy a estudiarlo a ese núcleo inicial de experiencia me encuentro con que ahí hay grandes temas a desarrollar, que no se limitan a la cuestión de lo focal y de lo breve, sino que en realidad son maneras de pensar el psicoanálisis. Maneras que no eran las clásicaspara pensar el psicoanálisis”. Lo focal trascendía lo breve ya que “cualquier terapia puede ir transitando por diferentes focos y siendo cada foco otro organizador de la búsqueda”. Muchos años después, contaba Héctor, Thöma y Kächele van a hablar de que todo psicoanálisis, incluso prolongado, es una terapia focal “de foco cambiante”, “llevando cierto foco como organizador de cada búsqueda”.
Era una manera de entender el psicoanálisis, el cómo construir una alianza terapéutica que permita un proceso, tema del que se había ocupado el psicoanálisis norteamericano, la importancia de la relación terapéutica como instrumento de la cura más allá de transferencias y resistencias, su capacidad de generar una transformación simbólica”.
Años después en Nuevas líneas en psicoterapias psicoanalíticas, que se editó en España, agregó la importancia de una relación empática, y la intervención del terapeuta en cuanto portadora de conexión empática, más allá de ofrecer interpretaciones que pueden no portar dicha conexión.
Héctor destacó tempranamente el concepto de “proceso” y otras intervenciones verbales más allá de la interpretación, cuando no era moneda corriente en nuestro medio. También “el papel de la acción cuando el trabajo de lo simbólico deriva en actos cargados de valor simbólico” que dio lugar a estrategias que incluían aportes gestálticos y psicodramáticos.
Para él, “lejos de antagonizar, las psicoterapias psicoanalíticas son las formas más extendidas de trabajo del psicoanálisis, de modo que ahí hablaríamos de las psicoterapias del psicoanálisis. Son la manera másextendida socialmente en los diferentes países de hacer psicoanálisis, y las llamadas formas clásicas del psicoanálisis, a mi juicio, van quedando reducidas en el espacio social a grupos más pequeños de trabajo técnico”.Decía: “Recuerdo que Bleger lo planteaba en una clase en la Facultad de Psicología: la práctica en salud mental se va a nutrir de diferentes tipos de psicoterapias, el psicoanálisis clásico se va a reducir a la formación de psicoanalistas”. Creo que en el tiempo Bleger tenía razón y, si no ocurrió ya, va a ocurrir; porque el alcance social en una terapia psicoanalíticaclásica, pensada como de muchas sesiones semanales y sin límites de tiempo, se va a restringir. Ya lo decía Freud en 1918: “con el setting clásicose puede llegar a poca gente, es la que puede pagar una terapia intensiva, sesiones semanales frecuentes, sin límite de tiempo. En términospresupuestarios, es una situación privilegiada, solo un sector de la población en cada país puede encararla”.
Además de la formación psicoanalítica se interesó, aunque no se ocupó, de otro tipo de terapias.
Acompañamos su recorrido remitiendo al lector a una entrevista realizada por Ignacio Barreira y Alba Patiño en 2009.2 Decía allí Héctor: “En un largo tiempo trabajé en el hospital con Carlos Sluzki, fui conociendo con él todo el enfoque sistémico. Y después en el encuentro y cursos con Jay Haley y con Paul Watzlawick, que traían toda la línea sistémica. Ya en el primer libro yo utilizo nociones sistémicas. Después me importó conocer la terapia gestáltica, a la que le presté también mucha atención. Me pareció otra línearica, importante a estudiar, y en otro momento me importó conocer la terapia psicodramática, todos los enfoques que trabajan la escena psicodramática como instrumento. Eso no venía de Freud sino de Moreno. En la época de Freud, Moreno investigaba el psicodrama como trabajo grupal, que dio lugar a trabajos de grandes grupos y donde ahí la escena era el instrumento, la puesta en escena de una fantasía, de un impulso, de un miedo, de un síntoma”.
“Más tarde, no satisfecho solo con lo verbal, me interesó introducir algúntipo de instrumentación de una escena dramática. […] le propongo al paciente pasar a desarrollar una escena dramática con uso del espacio, del cuerpo. Del mismo modo, en distintas terapias he usado recursos gestálticos que proponen que el cuerpo hable”. “Y en terapias de pareja algo de la terapia sistémica, ya sea explorar el modo de la comunicación, las reglas de interacción, el tipo de contratos que se están jugando”.
“Siempre me pareció que el psicoanálisis no debería ser autosuficiente, sino enriquecerse de los aportes de otras líneas. El enfoque más rico para el psicoanálisis es el interdisciplinario. Era la idea de Bleger, de Pichon-Rivière y muy especialmente la de Mauricio Goldemberg. Goldenberg propuso el cruce de una triple perspectiva, psicoanalítica, existencial y social. La idea de un psicoanálisis que no era autosuficiente en ningún caso es diferente a otras líneas que ha habido en psicoanálisis. Paul Ricoeur lo resumió diciendo: ‘el psicoanálisis tiene un problema y es que no tiene afuera’. Un planteo que me pareció notable, porque definía una especie de cápsula narcisista, supuestamente autosuficiente. Una disciplina que no tiene afuera, a mi juicio, ya está empobreciéndose, aunque se considere muy rica en su adentro. Si está pobre afuera, ese adentro se está ahogando, está perdiendo oxígeno porque no tiene el intercambio necesario propio de los sistemas abiertos”.
En 2009 (adelantándose a un debate hoy muy vigente en el mundo psicoanalítico y que aparecerá reflejado en un libro de Fred Busch,Psychoanalysis at the crossroad, de próxima aparición en Londres con aportes de analistas de distintas partes del mundo) Héctor decía: “[…] en ese sentido la historia del psicoanálisis siempre comprende líneas que estánen controversia, líneas que quieren cerrar y replegar al psicoanálisis sobresí mismo y dejarlo sin un afuera, y líneas que se hacen cargo del intercambio interdisciplinario y que entienden que el psicoanálisis no debería ser autosuficiente. Yo me anoto absolutamente en esta segunda línea y nunca en la primera, o sea, a mí las disciplinas cerradas no me interesan, directamente me parece que están, en términos epistémicos, muy atrasadas, con el supuesto de que es posible recortar un objeto de estudio y aislarlo de otros objetos que en el campo de estudio aparecen alrededor”. “Es el encierro en sistemas reductivos”.
En 1984, once años después, escribe su segundo libro, Estructuras y abordajes en psicoterapias psicoanalíticas, donde retoma los de “teoría y técnica” y, según su decir, “se van agregando asuntos”.
Uno es la necesidad de adecuar la técnica a la psicopatología que había adelantado Freud en 1918 y que entre nosotros retomó David Liberman al describir la necesidad de estilos complementarios a los del paciente.
Otro es la introducción del concepto de situación que viene más de la psicología y de la filosofía existencial. “Es más acentuado en Sartre que en Freud. Freud estudia limitadamente la situación, proponiendo ver aspectos de la situación familiar o situación edípica, pero en realidad la noción de situación es de interdisciplina, viene de la antropología y de la sociología y es pensar que los problemas humanos en estudio son siempre expresión de múltiples factores que configuran situaciones. Como es un concepto interdisciplinario se piensa a la situación en términos de individuo, de grupo, de institución, de empresa, de marco económico, marco jurídico, marco político. Todo eso interviene en las situaciones que el sujeto vive”.
Un tercer asunto tiene que ver con explorar los fenómenos inconscientes siguiendo lo que Freud introduce en 1923 en El Yo y el Ello. El Yo tiene una serie de procesamientos en diferentes órdenes de realidades que también son inconscientes, entonces el Yo desarrolla mecanismos de conocimiento inconscientes que vale ampliar en la teoríapsicoanalítica. “El otro sistema inconsciente que traté de investigar es el de los procesos creativos. Los procesos creativos operan de manera inconsciente en gran medida, sus resultados acceden a la conciencia pero mucho de lo que es un trabajo creador, demos el ejemplo de un poeta cuando dice ‘yo no decido el poema, el poema me viene, el poema sucede’, sucede a nivel inconsciente, del Yo inconsciente”.
Once años después del segundo libro, en 1995, dedica un libro a los procesos creadores. “Allí me centro en la investigación de los procesos creadores, también es interdisciplinario, porque los procesos creadores no son solamente el tema de la psicología. […] La creatividad aparece en todas las esferas de la actividad humana”.
“Entonces a mi me interesa ver cómo pensamos en términos psicológicosun fenómeno que abarca todas las esferas de lo humano, y esa sería una línea de El psiquismo creador. Allí yo tomo algunos temas, pero el tema creatividad es tan enorme que es como ir al mar. No hay manera de cercarlo, uno lo puede transitar, lo puede navegar. La creatividad humana apunta a sistemas abiertos y los sistemas abiertos son ilimitados. El trabajo creativo organiza un sistema psíquico que no es el que Freud investiga para las neurosis y en todo caso se podría decir que el trabajo creador consiste en un trabajo psíquico que Freud pensó como el de la sublimación, pero solamente lo esboza”. “El libro desarrolla la noción de un psiquismo en tanto creador, diferente al psiquismo neurótico, diferente a otros modos de funcionamiento psíquico y que tiene especificidades. Estudia un tipo de procesos de pensamiento creador que sale de los procesos primarios y secundarios freudianos y da lugar a la noción de procesos terciarios”.“Investigo allí qué pasa en el sujeto de los procesos creadores. Cómo el sujeto de los procesos creadores se asoma a un caos, soporta un caos, sostiene una tensión propia de lo desconocido, tiene que tolerar que el caos creador lo despersonalice, lo haga sentir menos real y entregarse a ese proceso”. “Otro gran tema que incluyo es el estudio de las temporalidades de los procesos creadores, la temporalidad psíquica de los procesos creadores. Ahí aparece otra noción que a mi juicio viene más del estudio de la poesía, que es la posibilidad que en el proceso creador se enlacen en el tiempo lo anterior con el presente y el futuro. Se arman así cruces temporales de modo que aparezca una temporalidad nueva, hecha de los cruces de diferentes tiempos que yo llamo transtemporalidad. Proust la llamaba ‘tiempo en estado puro’ o ‘tiempo fuera del tiempo’ y si bien otros autores lo han esbozado, trato de precisarlo”. “En ese libro aparecen además otras cuestiones como el uso de la escritura en psicoterapia que fortalece el trabajo de pensar, ese sería un desarrollo creativo también en las terapias que, como algo de trabajo conjunto, puede favorecer la alianza terapéutica. También el introducir en la clínica lo que se ha llamado el pensamiento de la complejidad que aparece en interdisciplina y que antesyo planteaba con el concepto de situación. Observador, contexto, objeto”.
Tratando de definir las operaciones que pone en juego el llamado observador, empezó a investigar la idea de matrices terapéuticas. “La idea de matrices seria poner en juego diferentes tipos de elementos pensando que la acción es del conjunto, es de una matriz y no de una intervención o de un tipo de observador o del vínculo solamente, son variables que trabajan en el conjunto de esa matriz. Una matriz que yo trabajo es la idea de que en una terapia, verbal en principio, van a trabajar varias operaciones básicas: una sería la operación de pensamiento, otra seria la operación de emocionar, otra la operación de vincularnos y otra la operación de aportar energía que mueva a todo ese sistema, a toda esa matriz, la llamo pensante-emocionante-vinculante-energizante y pienso que ese conjunto es capaz de tener efectos terapéuticos. Para eso hay que pensar en una complejidad mayor que los que piensan que lo que interviene es la interpretación, o lo que interviene es la transferencia y aíslan elementos relativamente puntuales. Trabajar con conjuntos es lo que propone la complejidad, y esos conjuntos arman operaciones de potenciación reciproca, o sea, entre pensamiento, emoción, vinculación y energía, tambien desde el cuerpo”.
Propone además explorar diferentes lenguajes para lo psíquico, y esta noción de lenguajes de lo psíquico estaría en lucha contra las tendencias que han entendido como psíquico solo lo verbal, y que han tratado de hacer de lo verbal un modelo para el trabajo de lo psíquico. “Tenemos el lenguaje de la palabra, el lenguaje de la emoción, el lenguaje del cuerpo, los lenguajes de los vínculos, los de las imágenes, los de los pensamientos y los actos; todos son lenguajes”.
Retomando el concepto de situación, Héctor estudió años después los “efectos psicológicos de la globalización”, el impacto que este fenómenotiene en el psiquismo de cada ciudadano del mundo. Pone en crisis la expectativa de futuro. Estamos más reducidos a vivir el presente, lo cual afecta mucho al psiquismo, porque el psiquismo necesita organizarse en torno al futuro, en torno a metas. También el universo de los valores. “Las conductas que son dirigidas a valores que son significativos para el ser humano. Hace a lo que en la cultura se llama creación de existencia o espíritu y serían los valores que hacen al amor, a la justicia, a la solidaridad, a la creatividad. En mi opinión los universos de valores estánmuy perdidos en la psicología porque esta trabaja más sobre mecanismos que sobre metas. En psicoanálisis se habla de ideal, pero el desarrollo de la noción de intención de valor es más un desarrollo de la filosofíaexistencial, que plantea un ser humano que siempre está preocupado por algo que está referido a valores”.
“Este enfoque va más allá de la psicopatología, porque la psicopatologíadice ‘esta persona viene por la agresividad o por la fusión simbiótica, o la falla en la comunicación’, pero son problemas para el valor amor que está implícito”.
“En esta búsqueda de valores como motivación de existencia, a mí me parece que se amplía enormemente la concepción de conflicto y de consulta. A mí no me consultan meramente por la enfermedad. La enfermedad es un problema para un valor de salud que quiero rescatar, o al cual me refiero de manera implícita o explícita. Ese valor no está rescatado en la psicopatología. Se trata de un proyecto de vida donde el amor o el trabajo son partes importantes del proyecto de vida”.
“Este tema abarca una cuestión enorme de la cultura occidental: el pensamiento de lo negativo. El pensamiento occidental fue constituyendo una filosofía del hombre negativa. Y las filosofías negativas culminan en Hegel, donde lo esencial de lo humano sería la falla. Frente a estas filosofías negativas se erigen en el tiempo filosofías positivas (Spinoza, Bergson, Deleuze) que dicen que lo humano es también existencia en afirmar algún logro para lo humano”.
“Muchas lecturas psicopatológicas vienen atadas a la filosofía de lo negativo y trabajamos en ciencias de la salud, no se llaman ciencias de la enfermedad. El eje es la salud, lograda o afectada, y cuando trabajamos con la enfermedad es para llegar a una meta que es recuperar salud. Además, la psicopatología se basa en una temporalidad donde se destaca el pasado y en procesos evolutivos debemos pensar en el futuro. Estamos creando para futuro en este presente. Y en este crear para futuro en este presente, también trabajamos asuntos que vienen de atrás, pero se requiere una ampliación de los tiempos del psiquismo”.
Su interés por el estudio de la espiritualidad, y sobre todo de las religiones orientales, da cuenta de esa perspectiva; y tuvimos la suerte de poder invitarlo a dialogar sobre el tema en la Maestría de Psicoanálisis de la USAL-APA.
Tenemos en nuestra memoria los tantos momentos de verlo leer y anotar en una libretita las ideas que le interesaban. Son parte de lo que nos deja el recuerdo de su afectuosa presencia, su entusiasmo, sus ideas y sus variados intereses, que extrañamos quienes tuvimos la suerte de ser sus amigos.
1 afainstein@gmail.com. Miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
2 https://apra.org.ar/wp-content/uploads/2020/10/Entrevista-al-Dr.-Hector-Fiorini.pdf
Descriptores: OBITUARIO / BIOGRAFÍA