Homenaje a Enrique Novelli
Moty Benyakar 1
Despedir a un amigo querido de por vida es algo que a cada uno de nosotros nos debe doler. Pero cuando este amigo es Enrique Novelli puedo decir que el dolor es doble; por un lado, el personal, y por el otro, el compartirlo con todos aquellos que nos hemos deleitado y aprendido de su cálida y franca presencia. Enrique hacía, pero por sobre todo era y estaba.
Por ser la carpintería su hobby, lo llamaba el carpintero psicoanalista. En esta especial articulación él no se dedicaba a hacer Pinochos, ni de la madera, ni de sus alumnos, pacientes y amigos. Enrique tenía la especial capacidad de extraer de la madera la forma que existía en ella. Desarrollaba el camino de levare que Freud adoptó de Da Vinci. Enrique más que un artesano era un artista creativo de la vida y la convivencia, en lo profesional en la labor académica, y por sobre todo en las relaciones humanas.
Podría nombrar los diferentes momentos profesionales y académicos en que he acompañado a Enrique. Aprendí mucho entretejiendo su original tesis doctoral, una nueva propuesta psicoanalítica sobre la inhibición. Tesis que refleja una mirada fresca y renovadora basada en los principios básicos de Freud, no solo teórica sino articulada con su clínica psicoanalítica. También acompañarlo en sus clases dentro de la maestría y el doctorado en Psicoanálisis USAL APA. En la labor de Mentoría con las cohortes que se iban incorporando, entre otros emprendimientos.
En su labor académica e institucional, Enrique, como docente titular de la Universidad de Morón, no solo instaló y transmitió el psicoanálisis en una universidad que se encontraba ajena a esta temática, sino que también allí fundó la Unidad de Ecobiótica de la Red Iberoamericana de la UNESCO (Haifa), que hoy tiene su sede en la Universidad de Porto. Increíble como en ese ambiente internacional, pluricultural, fue tan querido por esos miembros que captaron su calidez y compromiso.
Casi todos los viernes, nos encontrábamos a dialogar acerca de la esencia de las relaciones personales dentro de nuestros marcos de acción. Era una manera de sostenernos y compartir. Esto comenzó mientras era parte de la cohorte 2012 del doctorado de la USAL, integrada en su gran mayoría por miembros de APA. Cohorte que incluía extranjeros y de otras asociaciones. Cada problema, cada conflicto, si bien no había muchos, Enrique era quien encontraba el modo de enfrentarlos, por medio del diálogo y la comprensión.
Era sorprendente su disposición a asumir funciones, administrativas, organizativas, económicas, que por lo general la mayoría de nosotros evadimos, no porque era muy ducho en ellas, sino porque alguien debía instalarse en esos lugares, en los que se requiere comprender las necesidades, posibilidades y exigencias de los demás.
Articular lo subjetivo, lo personal, la calidez y la aceptación del otro es uno de los legados que Enrique nos deja. Él no entendía a los demás, sino que los comprendía, cualidad que como psicoanalistas tendríamos que desarrollar.
Enrique fue tesorero de APA y, hasta el momento de su fallecimiento, fue integrante de la Comisión Revisora de Cuentas. Formaba la comisión de articulación y diálogo entre la APA y la USAL En todo momento buscaba ese diálogo tan importante para este emprendimiento del cual fue uno de los pioneros.
En sus días de convalecencia, sin saber cuan rápida iba a ser su partida, le dije a Enrique que esperaba supiéramos continuar su camino auténtico, cálido, de unión y comprensión que trazó durante todos estos años en que estivimos juntos. Puede ser que sumado al dolor de su partida este es el modo en que podremos preservar todo lo que Enrique nos ha legado.
Querido Enrique, escribí las palabras precedentes a pocas horas de que tomaras tu propio rumbo. Hoy quiero decirte que a pesar de que no estás presente físicamente en los encuentros del doctorado seguís estando presente en los mensajes de tus alumnos de Morón que me envían tus trabajos, en las cenas de los viernes del doctorado y la maestría. Parece que te integraste a aquellos que supieron dejar sus huellas en lo humano y lo profesional de cada uno de nosotros. Siento que estas palabras no son solo mías, sino de todos aquellos a quienes vos supiste acompañar en APA, en la Universidad, en la Red internacional de Bioética y, principalmente, en nuestra vida privada.
1 mbenyakar@gmail.com , Miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina
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