En la libertad de sus ojos
Diego López de Gomara, Editorial Mardulce, 2023, 256 pp.
Acercar las ideas de un libro como el de Diego López de Gomara al lector supone un especial desafío. Más aún si, como es el caso, el libro no se puede encuadrar en un solo género.
Transmite aspectos centrales del drama humano, desde múltiples vértices que se enriquecen mutuamente. El psicoanálisis, la filosofía, la literatura y la música armonizan, crecen y emgruesan sus significados.
Desde el título en adelante, En la libertad de sus ojos, abre a jugar multiples sentidos, como ocurre con todo lenguaje poético.
Su escritura es clara, sin más oscuridades de las que corresponden a la complejidad de algún tema particularmente difícil. Con una visión panorámica del alma humana transmite psicoanálisis más allá de la letra con gran despliegue cultural.
El autor crea fragmentos literarios de historias entre pacientes y analistas, con los que permite asomarse a participar de una experiencia transformadora. Cada ensayo da vida a un concepto, cada concepto comienza a latir y de manera inesperada sorprende al resonar en nuestro interior.
En la libertad de los ojos del autor se recrea el encuentro imaginario con filósofos, psicoanalistas, escritores y músicos; que muestran un vértice inédito de senderos ya explorados. Las ideas cobran nuevo sentido en la voz de Diego.
En un diálogo libre y transformador desborda los pensamientos de estos autores y se escuchan voces nuevas, en las mismas bocas de siempre; en torno a un hilo que enhebra toda esta obra: la libertad.
Libertad que se abre en el encuentro creativo de una mirada con alguien significativo. La mirada de un semejante que nos hace diferentes de lo que estamos siendo.
Alguien, que puede abrir a un universo nuevo y desconocido, o puede acompañar a permanecer en la repetición eterna. Como Sísifo, seguir subiendo a diario la roca a la cima de la montaña, para que una y otra vez vuelva a caer y todo comience a empezar.
Esa otra mirada a la libertad puede asomar al abismo de un universo en expansión. Ese abismo que, cuando el vértigo que provoca es insoportable, puede volver todo hacia atrás y preferir la repetición de lo conocido.
Como sucede, en la atemporalidad de la novela Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, con el coronel Aureliano Buendía, donde todas las mañanas lo sientan y lo atan a un árbol de castaño para que no se vaya caminando y se pierda. Hasta que una vez no lo atan… y de todos modos queda sentado junto al castaño sin moverse.
Quizás, en la mirada de los enamorados, se entreabren las puertas de la eternidad, se vislumbran universos hasta entonces ocultos detrás de la repetición.
Mundos jamás imaginados surgen como promesas. Pero, si esas puertas se cierran, se reinicia la repetición, generalmente, con amargas quejas de los amantes por haber sido engañados, por otro que no pudo seguir el paso anhelado.
Allí donde todo vuelve hacia atrás, la repetición y el tedio se ciernen con el manto de lo inevitable.
A esta altura podemos preguntarnos por la diferencia con lo que puede ocurrir en un análisis. ¿Cuáles son las diferencias entre el intento de apertura en los enamorados y la apertura del análisis?
Ese tipo de reflexiones pueden desprenderse de la lectura y está exquisitamente desarrollado por López de Gómara en su libro. Pone el acento en un psicoanálisis que trae el verbo del porvenir. Deshace el equivoco de las modas respecto del psicoanálisis y lo inconsciente.
El autor revive a lo largo del libro al Freud del final de su obra, al Freud poeta. También cita a Goethe en poesía y verdad, diciendo: “Querido amigo, tu esfuerzo y dirección indeclinable, consisten en dotar a lo real de forma poética”, y dice que “los que tratan de hacer lo contrario […] es decir los que intentan dotar de realidad a lo poético, no pueden obtener más que sandeces”.
Con palabras más sentidas que leídas, Diego otorga una mirada que crea realidades.
Una ficción poética, que resulta más real que la realidad, y produce una nueva textura afectiva, sobre temas sempiternos del drama humano.
A través de relatos ficcionados en el consultorio de un psicoanalista, coloca la temática del drama, en el ambiente que las produjo para esclarecer y ampliar su estudio.
Lo imperceptible se hace visible, el abismo se hace puente y el puente, abismo. Las teorías palpitan invisibles en el corazón de la trama y evocan inefables sentimientos. Pone conceptos psicoanalíticos en valor, al estilo de un curador de arte.
Recrea y da vida a conceptos más transmitidos e iluminados desde la profundidad, que explicados o teorizados. Aunque tampoco desaparecen estos últimos aspectos.
Con temas variados enhebra los diferentes ensayos del libro a través de un hilo más visible de a ratos: la libertad. A su vez, cada tema pone a la vista diferentes aspectos del alma humana. La forma, la textura, el color y movimiento de la culpa, las palabras, la voz, el síntoma, la alegría, el suicidio, la creación, el miedo, el amor, la separación, etc. A su vez, cada ensayo puede ser leído de manera independiente y en el orden que se desee.
El que se atreva a mirar y mirarse, con la mirada del libro, será testigo de cómo, conceptos gastados a fuer de ser repetidos sin vitalidad y fuera de lugar son revitalizados y caminan nuevamente.
Tanto el lector especializado como quien busque literatura, no saldrá defraudado. Ambos pueden obtener, además de una mirada refrescante sobre temas saturados, el placer estético de una buena obra literaria.
Quien lo lea, inevitablemente, se encontrará en sus diferentes fragmentos. Se verá implicado afectivamente, de manera natural, al punto de pensar si estamos, o estuvimos en ese consultorio imaginario, en el que Diego transmite sus años de experiencia. De este modo, da lugar a que el lector cree su propio libro.
Para finalizar diría qué, sea cual fuere el destino de las palabras de esta reseña, estoy recompensado por anticipado. Los pensamientos que condujeron a ellas me modificaron y dejaron abierto el camino para seguir pensando.
Así que, va con ellas mi gratitud por el intercambio que se generó con el libro y por la amistad que me honra con Diego.
Para terminar, traigo nuevamente la cita de Goethe en poesía y verdad, diciendo: “Querido amigo, tu esfuerzo y dirección indeclinable, consisten en dotar a lo real de forma poética” […] mientras los que buscan dotar de realidad a lo poético”, no pueden sacar de “ahí más que sandeces”.
Entonces, por último, junto a uno de los personajes del libro pediría casi en un grito: “¡Quiero más poesía!!! ”.
Entiendo que estas palabras son un “norte” en el libro. Y hoy le diría a Diego: “Querido amigo, lo lograste. Lograste esa palabra poética que transmite psicoanálisis”.