El principio de realidad frente al poder de la ilusión
Amalia Barrero1
Resumen
El trabajo plantea el desafío que se le presenta al psicoanálisis para operar en una época, atravesada por el ideal del Goce, alimentada por el enorme avance de la tecnología, que lanza al sujeto a creer en la posibilidad de borramiento de toda diferencia, de todo límite, incluso el de la muerte, “a la mortalidad terrenal se ofrece la eternidad virtual”. Se pregunta acerca de los efectos en la subjetividad de la hipertrofia de la dimensión imaginaria en detrimento de la dimensión simbólica. Tendrá el psicoanálisis que estar a la altura de la cultura que lo atraviesa y saber hacer con eso, sin renunciar a los principios que le dieron origen: la ética del analista que implica el respeto por el sufrimiento y la singularidad del sujeto en cuanto a su deseo inconsciente.
La entrañable relación entre la hipnosis, la sugestión y el psicoanálisis
Desde los inicios de su construcción teórico-clínica, Freud advertirá la enorme importancia y poder de influjo que tienen las palabras y quien las emite sobre las conductas de los seres humanos. Fue en la clínica del gran maestro Charcot, que asistió al uso cotidiano de la hipnosis como método de abordaje eficaz y a la sugestión como método de neutralización de síntomas. Llamó especialmente su atención la conducta del hipnotizado hacia su hipnotizador, su obediencia y credulidad. El grado de influencia del médico hipnotizador era tal, que afectaba al paciente tanto en sus síntomas corporales como sensoriales.
Esta experiencia no hizo más que confirmar sus tempranas ideas acerca de utilizar la hipnosis y la sugestión como herramientas serias y eficaces para el tratamiento de pacientes.
Si bien estos primeros recursos de abordaje, pertenecientes a la prehistoria del psicoanálisis, fueron más adelante abandonados, lo que sí quedó establecido fue la potencia transformadora que adquiere la palabra emitida por aquel al que se le atribuye un saber, un cierto poder; estamos asistiendo al nacimiento del concepto de transferencia, instrumento privilegiado del psicoanálisis, sin el cual ningún tratamiento es posible.
Al mismo tiempo, este descubrimiento lo enfrentará con la comunidad científica a tal punto que reconocerá que “[…] tanto para el lego como para la comunidad científica es difícil concebir y aceptar que las patologías del cuerpo y del alma pueden eliminarse mediante meras palabras del médico. El prejuicio será que se lo está alentando a creer en ensalmos” (Freud, 1890). Mucho debió batallar Freud con los prejuicios propios y de su época para instalar entre sus respetables pares, amos absolutos del saber médico, este salto epistemológico que implicó el descubrimiento del campo de la escucha y la palabra, que cambió para siempre el tratamiento del sufrimiento humano.
Es a partir de Freud y del psicoanálisis que las palabras, los relatos, las relaciones entre los sujetos, pierden todo ropaje de ingenuidad y adquieren una dimensión fundamental tanto en su faz reveladora del inconsciente como en su función de opacidad y de equívoco. Esta es la matriz del psicoanálisis y trasciende todas las épocas.
Psicología de las masas 2022. El poder de la ilusión
Los psicoanalistas no podemos dejar de escuchar y analizar los movimientos epocales, los acontecimientos y aquellos paradigmas que condicionan y atraviesan al sujeto que consulta. Freud marcó el camino no siendo ajeno a los grandes acontecimientos de su época, la Gran Guerra, la Revolución Rusa, el nacimiento del nazismo, como también escuchando los síntomas, es decir, el modo singular en el que cada sujeto articula lo que es propio y único de su historia con la cultura de su época.
¿Qué pasa con la sociedad de nuestro tiempo y por ende con el sujeto de nuestro tiempo?
El filosofo Byung-chul Han (2012) plantea un corrimiento, no sin consecuencias, de la sociedad disciplinaria caracterizada por la negatividad de la prohibición, en la que el verbo modal negativo es el no-poder, a la de rendimiento que implica a un sujeto caracterizado por el verbo modal positivo poderkonnen2, sin límites.
Han (2014) nos plantea que vivimos en una sociedad que se hace cada vez más narcisista, en la que la libido se invierte sobre todo en la propia subjetividad. Esto da por resultado un sujeto narcisista que no puede fijar claramente sus límites, diluyéndose el límite entre él y el otro, con el resultado de que la cultura actual del constante igualar no permite la negatividad implícita en el encuentro con la alteridad atópica que es la que se sustrae al lenguaje de lo igual.
Esta perspectiva filosófica coincide en gran parte con las consultas actuales, en cuanto a las patologías del narcisismo y de la acción.El mandato superyoico actual tiene que ver más con el exceso que con la prohibición: todo es posible, no a la represión. ¿Una cierta nostalgia del Urbater?
Diría que estamos asistiendo a una cierta declinación de la metáfora paterna (entendiendo a esta como una función reguladora del goce, anclaje simbólico en el sujeto que establece que no todo se puede ni todo es posible). La violencia social que se desata como respuesta frente a ciertos límites y limitaciones da cuenta de esta problemática que expresa una gran intolerancia a la frustración.
Médicos, maestros, figuras que en otros tiempos eran respetadas por su saber y su función social, son agredidos físicamente y maltratados por pacientes y por padres de alumnos por no dar las respuestas esperadas. Conductas que nos interrogan acerca del lugar que ocupa la función de la castración en la economía psíquica del sujeto actual.
Todo parece indicar que la ilusión tiene un gran protagonismo y sabemos que los argumentos lógicos son impotentes cuando la enfrentan, porque ella se funda en intensos intereses afectivos. Freud (1921, p. 6) referirá que ”[…] las masas nunca conocieron la sed de la verdad. Piden ilusiones, a las que no pueden renunciar. Lo irreal siempre prevalece sobre lo real, lo irreal las influye casi con la misma fuerza que lo real”. Las evidencias, el sentido de realidad y hasta nuestra inteligencia pueden claudicar cuando de ilusiones se trata. El predominio de la vida de la fantasía y de la ilusión sustentada por el deseo incumplido es una tendencia que habita en todo ser humano y hoy se ve reforzada y muy estimulada por los recursos tecnológicos de los que disponemos. En el mundo contemporáneo, la irrupción de la tecnología ha ido conquistando un lugar, un dominio y un alcance sin precedentes.
La creación del mundo virtual, cada vez más sofisticado y cercano a la realidad tangible, nos alienta a no tener que renunciar a la ilusión de poder concretar ese anhelo de que todo es posible, poniendo en riesgo el límite que separa lo interior de lo exterior, afectando nuestra percepción más elemental de lo que es nuestro propio cuerpo y la relación que mantiene con su entorno. Cada vez surgen más personas que se sienten mejor y más cómodas en el mundo virtual, un mundo que les ofrece la oportunidad de asumir formas de vida imaginarias, identidades simuladas, fabricadas con la materia de los deseos que interactúan con otras formas de vida semejantes, sin entrañar demasiados riesgos (Dessal, 2019). El poder mágico de las palabras que creaban tormentas en el alma de las masas (Freud, 1921) como en la de un sujeto, hoy se desliza al poder de las creaciones virtuales, de la imagen, de los likes, de la cantidad de seguidores; el “ensalmo magnético” que otrora Freud le adjudicaba a ciertos líderes, hoy lo portan las redes. Una paciente joven, en búsqueda de pareja, dice “todo son las redes, si no empiezo a activar, desaparezco, no tengo ninguna chance”. Otra paciente se siente deprimida, por haber perdido seguidores; no los conoce, no sabe de quiénes se trata, es un tema de cantidad, lo que marca su éxito en las redes. Otro paciente, también en búsqueda de pareja, comenta preocupado que tiene que pensar cómo hacer para no equivocarse con los nombres de las chicas, porque habla con 4 o 5 al mismo tiempo; “[…] no sé con cuál hablo”.
Asistimos a un exceso de conexión, pero a una pobreza de comunicación, de intimidad. Estas nuevas formas sintomáticas como son las adicciones a los dispositivos, las plataformas de comunicación virtual o las aplicaciones de contactos, en definitiva, ponen en evidencia que el ser hablante siempre complementa su falta en ser mediante la relación con un objeto que puede adoptar distintos “avatares” según las circunstancias singulares y las modalidades de la época. Dessal (2019) dirá que la evolución histórica parece mostrar, en todo caso, la tendencia a la satisfacción auto erótica.
Horas y horas frente a la pantalla, inmersos como narcotizados en un mundo virtual más atractivo y fascinante que el mundo real, en donde se desvanecen todas las restricciones que el cuerpo material impone a la vida. Las vivencias son de tal intensidad que parece posible borrar el delicado límite entre la fantasía y la realidad, poniendo en gran riesgo la vigencia del principio de realidad. Fue noticia mundial la denuncia de una usuaria del metaverso, de que fue abusada, manoseada por otro usuario desconocido… en el mundo virtual. Si bien el acoso sexual no es una novedad en internet, la realidad virtual añade una capa más que hace que el suceso sea más intenso; “no solo fui manoseada anoche sino que había otras personas allí que apoyaban este comportamiento, lo que me hizo sentir aislada en la plaza”, declaró en su denuncia la usuaria. El sentimiento de soledad y la vulnerabilidad frente a millones de testigos dan cuenta de la ausencia de ligazones afectivas, imprescindibles para generar los sentimientos de contención y seguridad. Situación paradojal la del sentimiento de soledad en la época de la hiperconectividad (Barrero, 2020).
Realidad psíquica y realidad virtual
Con el descubrimiento de la realidad psíquica Freud realiza un salto cualitativo sin precedentes en la comprensión del síntoma neurótico. La famosa frase “mis neuróticas me engañan” marca el abandono de la búsqueda de un suceso efectivamente acontecido, en la realidad, para explicarlo y referirá: “[…] los fantasmas poseen una realidad psíquica opuesta a la realidad material, en el mundo de las neurosis, el principal papel corresponde a la realidad psíquica” (Freud, 1917). Aquello constituido por deseos inconscientes y fantasías adquiere en cada sujeto la consistencia de una realidad tan sólida y resistente como la realidad material. Sin embargo, Freud nunca descuidó ni dejó de tener en cuenta la importancia de la realidad material, es decir, de aquellos sucesos efectivamente acontecidos que jalonaron la vida de un sujeto a lo largo de su historia. De hecho, la realidad psíquica es en parte efecto del procesamiento psíquico de estos sucesos.
En la actualidad, en donde el avance tecnológico se ha constituido en parte de nuestra vida cotidiana y de nuestras relaciones afectivas, cabe preguntarse ¿hasta qué punto la tecnología tiende a borrar justamente el límite, el delicado borde entre la realidad psíquica y la realidad material? ¿Qué efectos provoca esta pregnancia de la virtualidad, de la realidad virtual sobre la subjetividad? ¿Asistimos a cambios solo de ropajes sintomáticos epocales o estamos asistiendo a cambios sintomáticos cualitativos determinantes de una nueva subjetividad? Los paradigmas imperantes hoy, como por ejemplo, la velocidad, el ser multitasking, marcan cambios importantes en la concepción subjetiva del tiempo, de la espera y de la frustración, de la intimidad y, por qué no, del amor. Una paciente relata con angustia la dificultad de lograr un encuentro con una amiga: “[…] ella está siempre ocupada, es una FOMO (fear of missing out), no tolera perderse algún evento”. La fidelidad, el compromiso y las obligaciones son prácticas que requieren mucho tiempo. “La desintegración de las arquitecturas temporales estabilizadoras, entre las que también se encuentran los rituales, hace que la vida sea inestable” (Han, 2021, p. 19). La tecnología porta una promesa difícil de desenmascarar, muy fascinante, de que todo es posible, incluso vencer a la muerte, límite supremo para los seres humanos. La creación, mediante la inteligencia artificial, de los griefbots3 es una muestra del intento de sortearla. A la mortalidad terrenal se ofrece la eternidad virtual.
Algunas reflexiones
Hoy, más que nunca, los psicoanalistas debemos entrenar nuestra capacidad de funámbulos, para operar en esta relación tensa entre la ilusión y sus excesos y la castración. Asistimos a un tiempo en el que el avance de la ciencia y la tecnología genera una sobrevaloración globalizada de la imagen y de las intimidades como espectáculo; las nuevas formas vinculares están atravesadas por la inmediatez como forma privilegiada de satisfacción (touch and go), lo que determina posiciones subjetivas efímeras, por ende con poca tolerancia a la frustración, y como correlato aparecen la angustia y la caída del deseo como síntomas sociales contemporáneos. Todo lo cual nos obliga a revisar y reconsiderar nuestro quehacer, generando nuevos campos de saber y nuevas formas de abordaje. Es un desafío para el psicoanálisis y los psicoanalistas no renunciar a su oferta de escuchar y a alojar el sufrimiento, el síntoma, tal vez la construcción inconsciente más singular de un sujeto, eso que lo hace no cuantificable. Sostener el valor de la palabra, la importancia de la frustración, del tiempo que todo proceso de cambio requiere y no eludir la incomodidad que implica el encuentro con la alteridad de un otro. El psicoanálisis tendrá que estar a la altura de la cultura que lo atraviesa y saber hacer con eso, sin renunciar a los principios que le dieron origen: la ética del analista que implica el respeto por el sufrimiento y la singularidad del sujeto en cuanto a su deseo inconsciente. En definitiva, aquello que para el psicoanálisis es la condición humana por excelencia, garantía de vida y deseo, el encuentro con un saber hacer con eso que falta y faltará por siempre: la castración, operación que nos determina como sujetos hablantes y como sujetos de deseo. Ni dioses ni paraísos.
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1 amaliabarrero@gmail.com, Miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
2 El verbo modal konnen se traduce por poder, en el sentido de posibilidad de ser capaz, tener capacidad.
3 Robots de duelo, capaces de rastrear (en los archivos web) e imitar la forma y modismos de la persona que partió para hacer muy realistas las conversaciones con ella.
Descriptores: HIPNOSIS / PSICOANALISTA / SUJETO / NARCISISMO / VIOLENCIA / ILUSIÓN / LO VIRTUAL / REALIDAD PSÍQUICA
Candidato a descriptor: REDES SOCIALES
Abstract
The reality principle versus the power of illusion
This paper presents the challenge to psychoanalysis in an era crossed by the ideal of jouissance and fed by the enormous advance of technology, which leads the subject to believe in the possibility of erasing all difference, all limits, even death: “earthly mortality is countered by virtual eternity”. It wonders about the effects on subjectivit of the hypertrophy of the imaginary dimension to the detriment of the symbolic. Psychoanalysis will have to keep up with the culture in which it is currently embedded without renouncing the principles that gave rise to it: the analyst’s ethics, which implies respect for the suffering and the uniqueness of the unconscious desire of each subject.
Resumo
O princípio de realidade diante do poder da ilusão
O trabalho propoe o desafio que se apresenta à psicanálise para operar em uma época, atravessada pelo ideal do gozo, alimentada pelo enorme avanço da tecnologia, que leva o sujeito a acreditar na possibilidade de apagamento de toda diferença, de todo limite, inclusive o da morte, “à mortalidade terrenal se oferece à eternidade virtual”. Questiona-se sobre os efeitos na subjetividade da hipertrofia da dimensão imaginária em detrimento da dimensão simbólica. A psicanálise terá que estar à altura da cultura que a atravessa e saber fazer com isso, sem renunciar a os princípios que lhe deram origem: a ética do analista que implica o respeito pelo sofrimento e pela singularidade do sujeito no que diz respeito ao seu desejo inconsciente.
BIBLIOGRAFÍA