El enigma de la reelaboración: fase decisiva del tratamiento psicoanalítico

Félix Giménez Noble, Ediciones Biebel, 2021, 250 pp.

En 2014, Giménez Noble publicó Compulsión de repetición, eXel Publishing, Printed EE.UU., 406 pp.,350 citas bibliográficas, acerca de la hipótesis de Freud en cuanto a la existencia en lo anímico de una presunta compulsión de repetición, la función que le correspondería, las condiciones en que se hace innegable su eficacia, y su –definitivamente— independencia del principio de placer al que, erróneamente, se le hubo atribuido el imperio sobre el decurso de los procesos de excitación. 

El enigma de la reelaboración… retoma el problema técnico legado por el descubrimiento freudiano. Su texto se desarrolla subtendido en dos direcciones: el hallazgo y la corroboración del fenómeno anímico, compulsión [Zwang] y el desconocimiento de cómo actuar sobre ella. Es que la necesidad de reelaboración es producto consecuente de la existencia real de la compulsión de repetición y debe participar en cualquier tratamiento que presuma de ser analítico, pero al mismo tiempo, no existe indicio alguno de lo que Freud habrá concebido como reelaboración [Durcharbeiten].

La dificultad principal reside en el hecho de que la herramienta técnica patognomónica del psicoanálisis —la interpretación— fue inferida en el ámbito de la teoría de la represión y se prometía suficiente para movilizar la función libremente móvil del Yo animado a ir en busca de la resistencia y cancelar su efecto de desalojo del sistema P.Cc.Tal la sinergia abroquelada entre lo patológico y su terapéutica en el modelo de neurosis. 

La capitulación del reinado del principio de placer acaece cuando el psicoanálisis repara en aquellos fenómenos clínicos que la teoría de la represión no alcanza a explicar.

La remodelación de la segunda tópica efracciona el psicoanálisis consabido y familiar hasta la aparición de El Yo y el Ello, y engendra un nuevo y extraño espacio potencial arbitrado, en su instancia última, por la compulsión de repetición.

Si bien en plena euforia de sus “Escritos técnicos”, Freud no dejó de advertir que el diablo metía la cola (véase Recordar, repetir, reelaborar), tuvieron que transcurrir doce años hasta que el psicoanálisis cobrara la certidumbre suficiente para asociar el descubrimiento de su guarida con el propósito único de la compulsión de repetición. Nuevo eclipse del señorío del Yo ante el imperio y poder de la compulsión de repetición, en lo inconsciente.

La revelación de las propiedades del pathos más originario del alma reclamaba un remedio otro que la mera interpretación. Su descubridor lo avizoró como reelaboración [Durcharbeiten], pero no alcanzó a enseñárnosla. 

En cuanto a las páginas de este texto, algunas de ellas navegan aguas más seguras en tanto reconstruyen las huellas teóricas de la hipótesis freudiana. Pero el psicoanálisis, por nosotros conocido, es interceptado —a veces— por cierta turbulencia conceptual. Ello se debe a que el autor acepta el desafío de considerar el asedio feroz de las resistencias impersonalizables. Ante la inconsciencia de culpa y la resistencia de lo inconsciente (compulsión de repetición), el desvalimiento del Yo es máximo y nuestro entrenamiento, insuficiente.

Tamaño problema se hace presente en los variopintos testimonios que el autor propone. “El escondite de Hernando” —por ejemplo— no es un historial clínico, sino un collage de esporádicas situaciones a lo largo de toda una vida y que busca destacar la invariancia de una escena engendrante. No es el único ejemplo en que la inmutabilidad se apersona a la P.Cc.haciéndole saber de la infiltración de lo inerte en el decurso vital. El análisis de “Un cuento chino” y “Kóblic” es un excelente ejemplo de ello, así como su tan bien lograda figurabilidad en la lámina de Martín Giménez Noble. 

Pero la mostración clínica más audaz de este libro es la historia del cacique Sanavirón. Bajo el título “Análisis conjetural de un avatar” se describe el intento de analizar, no a un paciente, sino a un hecho y su capacidad genitora. A contracorriente de lo que el psicoanálisis es capaz de hacer al poner al descubierto las motivaciones inconscientes del Yo y la consecuencia de sus actos, esta historia propone a un suceso como el engendrante de aquellas aspiraciones pulsionales eróticas que irán en procura de lo que le falta al acontecer mismo: actantes sometidos a conservar la pureza de los destinos pulsionales y garantizar sus reiteradas puestas en escena. 

La usina, en eterna actividad, del Ello y su casting siempre disponible para aquellos que, sobre la tierra, acepten bailar con el demonio y cedan al gusto por matar, comerse al semejante y festejen el incesto.